Por Federico Pinales
No debe haber indulgencia ni perdón, con quienes atentan contra la vida, la salud, la alimentación y la educación.
Merecen ser llevados al paredón, quienes, por pura ambición y sádicas diversiones, sacrifican a pueblos y naciones.
Sumir e inducir al sufrimiento, al luto, el dolor, la ignorancia y a la miseria a millones de seres humanos, bajo la justificación de perseguir a ciertos fulanos, acusados de “actos insanos”, sin pruebas en las manos; es algo perverso, criminal e inhumano.
Quienes justifican esas acciones, apoyándose en ciertas posiciones, merecen las mismas calificaciones, y por ende, iguales sanciones.
No se le puede llamar criminal al que, por temor al castigo de su jefe supremo, elimina físicamente a un semejante, mientras se alaba, se enaltece y se premia a su comandante, probablemente un soberano ignorante, subalterno de otro farsante sin "materiales colgantes".
Si usted ama la vida, la salud, la libertad, la justicia y la educación, párese en atención y exprese su opinión, en contra de la corrupción, el crimen, la impunidad y cualquiera de las variedades de la maldad, sin importar si procede, por un asunto de ética, justicia y decencia; aunque venga de la Presidencia, generalmente cuna de la peor delincuencia, escondite de las más putrefactas pestilencias, bajo el nefasto argumento de "secreto de inteligencia".
Aunque la justicia está controlada y maniatada por ciertos intereses conocidos y parte del pueblo está adormecido, por la grosera manipulación de algunos mal nacidos, todos debemos abogar unidos, para que los delincuentes sean sacados de sus nidos y reciban sus merecidos castigos.





