Por Octavio Santos
El Gobierno no solo cambió al director de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret). El decreto 652-25 convierte a Jhael Isa Tavárez en la figura con más poder en el ecosistema del transporte masivo en República Dominicana, y lo sitúa en el centro de una reforma institucional que, por coincidencia o no, favorece la obra más polémica del momento: el monorriel, un proyecto que altera —y en varios tramos contradice— el diseño original del Metro de Santo Domingo.
La disposición presidencial va mucho más lejos que sustituir a un titular. En combinación con mecanismos legales y financieros, concentra en Isa Tavárez la operación del Metro y Teleférico, la elaboración del nuevo marco normativo del Sistema Integrado de Transporte (SIT) y la ejecución de los proyectos financiados por el Fideicomiso para el Desarrollo del Sistema de Transporte Masivo (FITRAM).
Todo bajo una sola cabeza
El artículo 4 del decreto es la pieza clave: el director de la Opret será simultáneamente director ejecutivo del FITRAM —aunque “a título honorífico”—, lo que unifica en una sola persona el brazo operativo del sistema (Opret) y el vehículo de planificación, construcción y ejecución financiera (FITRAM).
El mensaje práctico es evidente: quien opera trenes será también quien impulse, supervise y ejecute nuevas obras.
El Consejo Técnico del FITRAM fue también reconfigurado para consolidar ese esquema. Estará presidido por el ministro de la Presidencia, acompañado por el ministro de Hacienda y el director del Intrant. Isa Tavárez participará con voz, pero sin voto. El control financiero queda arriba. La ejecución se localiza en Opret-FITRAM.
Reforma con fecha límite
Otro poder clave: Isa Tavárez deberá —junto al Comisionado para las Reformas del Estado— presentar en 120 días “propuestas normativas y operativas” para la reorganización definitiva de todas las instituciones vinculadas al desarrollo, operación y administración del SIT.
Dicho en blanco y negro: en cuatro meses deben redefinirse leyes, reglamentos, competencias y estructuras enteras del transporte masivo.
Además, se elimina una pieza del rompecabezas anterior: el Decreto 389-21 —que había creado la Oficina de Desarrollo de Proyectos de Movilidad Urbana e Interurbana— queda derogado. Esos proyectos pasan ahora al esquema Opret–FITRAM.
La pieza que faltaba… para el monorriel
El contexto hace ruido. El diseño original del Metro fue concebido como un único sistema continuo por rieles, preparado desde cero para expandirse:
- Extensiones ya pre-construidas desde Megacentro hacia la Carretera Mella.
- Preparación para un ramal al Acuario.
- Bases estructurales para cruzar por el puente Juan Bosch.
- Una futura Línea por la 27 de Febrero hasta Ciudad Juan Bosch.
La infraestructura ya colocada anticipa un sistema subterráneo o ferroviario ligero, escalable, continuo y compatible con las fases planificadas.
Pero el monorriel —10.5 km, 12 estaciones, columnas de 12 a 15 metros sobre corredores saturados— interfiere con esos trazados, entra en zonas ya preparadas para expansión del Metro y complica una eventual integración total.
Profesionales de la ingeniería han advertido también conflictos con líneas de alta tensión, pasos a desnivel y estructuras existentes como el elevado de la 27 de Febrero y la intersección Kennedy–Máximo Gómez.
El cuadro completo
El hombre que llega a dirigir la institución creada para ejecutar el plan maestro del Metro es el mismo que ha promovido el monorriel que contradice ese plan en varios puntos críticos.
El decreto le otorga:
- El mando administrativo de la Opret.
- La dirección ejecutiva del FITRAM.
- La responsabilidad de rediseñar todo el SIT en 120 días.
- La ejecución técnica de las próximas obras de transporte masivo.
En otras palabras, la reforma del sector se construirá alrededor de su visión.
El Poder Ejecutivo justifica el nuevo modelo como una apuesta a la integración, coordinación y eficiencia para reducir congestión, mejorar la movilidad urbana y disminuir emisiones.
Pero también queda claro que, a partir de ahora, la expansión del Metro, la ejecución del monorriel y cualquier obra de transporte masivo dependerán del mismo escritorio.





