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miércoles, septiembre 17, 2025
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La simple urgencia que reclama la Laguna de Rincón

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Por Alfonso Tejeda

 Imágenes y videos de estos días muestran la más extendida sequía de la laguna Rincón, entre Cabral y El Peñón, Barahona, provocando alarma por las consecuencias económicas y medioambientales que tiene para la población de una de las zonas más empobrecidas del país. Cierto es que esa gravedad puede ser subsanada, a corto plazo, con medidas administrativas posibles a partir de una redistribución de las aguas de la subregión, como sugieren los afectados y acompañantes. Pero, la situación alerta también de la presencia de un nuevo vecino: el cambio climático. 

El recuerdo me retrotrae a Nayito Perdomo, quien, con Manuel “España”, Aramis, Tantán y Manchivo, entre otros entonces mozalbetes de batey 6, iban a pescar a la laguna, de la que retornaban cargados de tilapias que repartían entre los vecinos y amigos, tantas que afectaban a algunos vendedores de El Peñón, que negociaban en los bateyes. Entonces, el bambú era abundante en la laguna a la que llegaba el agua desde “ El bumbun de Mena” , como es conocido (nombre que provoca todavía hilaridad a Eli)  el canal Trujillo, que ahora también languidece a la par del río Yaque del Sur, su alimentador. 

Diferente al registro que hiciera Osvaldo Santana en un reportaje de los efectos del huracán David y la tormenta Federico, en 1979, cuando el cúmulo de agua desbordó el canal Trujillo y el yaque del Sur, ahora, nos advierte el agrónomo Benjamín Toral Fernández en su artículo “La Laguna de Rincón: entre el pasado y el futuro”, que tras las tormentas Noel y Olga, de 2007, el dique del canal colapsó, el río depositó directamente por más de año un flujo constante que alimentó a la Laguna y al cercano lago Enriquillo, aumentando el nivel de sus aguas excesivamente. Esas aguas se evaporaron en la laguna. 

“El resultado inmediato fue un acelerado proceso de sedimentación. La gran cantidad de sedimentos arrastrados por el río fue depositada en el lecho de la laguna, reduciendo su profundidad y alterando su equilibrio hídrico y ecológico de la misma”, concluye Toral Fernández, quien explica que “geológicamente, el destino de todo lago o laguna es convertirse, con el paso del tiempo, en un valle”. Esto puede ocurrir   como resultado “de la acumulación progresiva de sedimentos que rellenan su cuenca’, señales que ya se observan en la laguna de manera acelerada,” lo que hace más urgente la implementación de medidas de conservación y manejo”, advierte. 

Esa urgencia es más urgente, inmediatamente impostergable en cuanto a las necesidades perentorias de los habitantes del entorno, posible con la redistribución del agua que ahora acapara en un más de un 90 por ciento el Consorcio Central Azucarero (CCA). Esa empresa es propietaria de lo que era el ingenio Barahona, cuando entonces las aguas del Yaque del Sur se distribuían desde la compuerta de Santana, en Tamayo, de acuerdo a un programa que permitía a los productores agrícolas de la zona disponer de ese recurso para irrigar sus plantaciones. Tal posibilidad es casi improbable ahora por la apropiación que del agua tiene la empresa. 

La redistribución del agua es una medida de solución inmediata si el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indhri) hace efectivos acuerdos alcanzados con el Consorcio y asociaciones campesinas de la zona, como proponen los afectados.  Eso, mientras evalúa la aplicación “de un plan hidrológico de la cuenca baja del río Yaque del Sur, que tome en cuenta el impacto ambiental de la Presa de Monte Grande y la realidad de la sedimentación de la Laguna de Rincón y el Lago Enriquillo”, como sugiere Toral Fernández. Esa obra, junto a otras, ha disminuido la escorrentía que alimentaba la Laguna de Rincón a través de aguas subterráneas, ausencia que han provocado también daños ambientales de graves consecuencias. 

Tomás Aquino Méndez, periodista tamayero, en su reciente artículo “SOS por laguna Rincón”, lamenta el desprecio de las autoridades a la hora de buscar soluciones a las necesidades de esa zona, disposición   que contrasta con la agilidad si es en otros lugares. 

La queja de Tomás Aquino la grafica con propiedad y dolor Domingo Féliz, dirigente comunitario de la cuenca Enriquillo, quien, sin embargo, se “la pone fácil” a Luis Abinader, cuando le dice   cuál es la medida para recuperar en lo inmediato la laguna Rincón: “la solución, señor presidente, sin gastar un chele, es redistribuir el agua de la que el Consorcio se apropia del 96 por ciento”, apropiación abusiva por la injusta e irresponsable anuencia de funcionarios.

 

 

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