Por Yancen Pujols
Juventud, fama y dinero, una bomba de tiempo que aniquila al más talentoso de los atletas.
Wander Franco acaba de tocar fondo y necesita la más urgente de las ayudas, y me refiero al ser humano, no al pelotero.
Lo importante aquí es llevar a Franco a territorio sano y equilibrado de sus facultades mentales. Todo lo demás puede esperar.
La carrera del nativo de Bani, un portento con todas las herramientas para brillar en las Grandes Ligas, ha ido en desbandada desde 2023 cuando estalló el escándalo por un alegado abuso sexual de una menor de 14 años. En enero de 2024 fue apresado y en junio pasado fue sentenciado a dos años de prisión suspendida, lo que indica que estará fuera de las rejas siempre y cuando cumpla con una serie de requisitos, como alejarse de menores de edad con fines sexuales, dicho sea de paso.
Lo que ha vivido hasta entonces es digno de una novela de terror, solo que en tiempo real. Pasar de ser uno de los que más promete en las Mayores a ser protagonista del escarnio público con ínfimas esperanzas de recuperar lo que probablemente sea lo único que sabe hacer, es algo que no se le desea a nadie.
Su contrato por 11 años y 182 millones de dólares con los Rays de Tampa, firmado en 2021, está en el limbo, debido a que fue colocado en la lista restringida por la organización. Mientras esté en esa condición, no cobra un dólar, y pensar en que pisará territorio norteamericano con ese tipo de condena, es tan osado como querer encontrar un monumento de un Bush en plena Habana, como diría Ricardo Arjona.
En días recientes, el joven de 24 años fue noticia al subir un video en sus redes sociales que mostraba que entrenaba a todo tren con la intención de regresar a las Grandes Ligas, que aún no emite el tipo de sanción que le espera por su sentencia.
Luego indicó que su meta no era jugar en la pelota otoño-invernal de la República Dominicana con su equipo, los Leones del Escogido, sino volver a la MLB.
No había que ser un experto en la conducta humana para colegir que sus palabras y rostro eran de una persona en pleno trauma, fuera de sus cabales.
Primero, porque accionar con el Escogido depende más de la plana mayor de la escuadra, la Liga Dominicana de Béisbol (Lidom) y, aunque sea soterrado, de la misma MLB.
Segundo, aunque duela escribirlo, por ahora, por lo menos en dos años, más fácil un grupo de sapos baila flamenco que el torpedero pisar un estadio de Grandes Ligas.
Su cuenta de Instagram continuó como centro de atención, al denunciar un supuesto robo de dos millones de pesos en un hotel en Puerto Plata, la misma provincia donde tuvo el tema con la menor de edad.
¿Qué busca una persona con todo ese dinero en una habitación? El drama no se detuvo y su abogado declaró a los medios que fue una confusión y que los cuartos estaban en su cuarto. Al rato, Franco dijo que ese caballero, de nombre Teodosio Jáquez, ya no era su representante y que el efectivo no había aparecido.
Hubo más vídeos, hasta que en la madrugada del martes 9 de septiembre el mismo pelotero transmitía en vivo que agentes policiales lo sometían a cierto tipo de obediencia. A primera hora de la mañana, el vocero de la uniformada, Diego Pesqueira, informaba que la institución actuó a solicitud de su padre, porque Franco estaba inestable mentalmente, y fue trasladado desde Baní hacia un centro médico de la ciudad capital cuyo nombre se desconoce.
El cuadro es para un lamento colosal. Por un lado, una menor de edad que muy probablemente sufre una conmoción tras haber sido ofrecida por su madre, que recibió una pena de 10 años de prisión por explotación sexual, y por el otro, una prometedora carrera hecha trizas.
Franco, en estos momentos, quizás no sepa dónde está y ese nivel de oscuridad es peligrosa. Necesita ayuda, urgente, porque en el redil en que se encuentra suele aparecer un camino sin retorno, algo que nadie desea.
Wander es responsable de sus hechos. Por ahora, lo importante es preservar su vida. La cruz que llevará a cuestas tiene un sello indeleble.
Juventud, fama y dinero, pueden ser una máquina destructora, si no se acompañan de un sentido de equilibrio y prudencia, más buenos consejos.