Por Osvaldo Santana
Cuando el expresidente Danilo Medina cobraba más impulso crítico contra la Administración de Abinader, la ola de Maxy Gerardo Montilla Sierra, su cuñado, lo sacó de balance, y tuvo que distraerse de su ofensiva, y pasar a defenderse.
Fue lo que ocurrió justo al inicio de septiembre, cuando se conoció el acuerdo entre el Ministerio Público y Montilla Sierra, homologado por el juez Raymundo Mejía, del Primer Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, mediante el cual el procesado admite su responsabilidad en el desfalco contra el Estado a través de las distribuidoras de electricidad por más de RD$20 mil millones, devolviendo apenas RD$3 mil millones.
En el documento presentado por la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca), Montilla Sierra reconoce su papel en la red de corrupción que operó en el sector eléctrico durante la administración del expresidente Medina, en la cual alteraba especificaciones contractuales, pagaba sobornos, lavaba dinero proveniente de actividades ilícitas, manipulaba plazos de entrega, accedía a informaciones privilegiadas, simulaba urgencias, sobrevaluaba productos y suministraba equipos reciclados como nuevos, entre otras irregularidades.
La noticia cayó como una bomba y obligó al expresidente Medina, no muy dado a responder rápidamente, a dar la cara, y mediante una llamada al programa El Sol de la Mañana, marcó distancia de su cuñado. Dijo que Maxy no debió haber hecho el acuerdo, “pero como tú no me has pedido opinión, yo no tengo por qué exigir que me la dé, porque tú no debes darme ninguna explicación”.
“Una cuestión sumamente es extraña, porque si a todos los que le han levantado un expediente aquí lo han sometido, ¿por qué a él no lo sometieron? Y, además, ¿por qué él no pidió que lo sometieran a la justicia? Ese fue su deber, exigir que él estaba dispuesto a demostrar en los tribunales su inocencia”, dijo Medina.
Consideró que el Ministerio Púbico lo “presionó psicológicamente hasta el punto de que él se rindió y aceptó la culpabilidad de las acusaciones que se le habían dado”.
Incómoda situación
Es obvio que el acuerdo entre su cuñado y el Ministerio Público coloca a Medina en una incómoda situación, porque, si bien el presidente pudo haber sido víctima de tráfico de influencia a sus espaldas, de cualquier manera, el vínculo indefectible impacta a su familia y a él en particular, como presidente de la República mientras ocurrieron los hechos.
Más aún, habría que considerar que no se trata solamente del hermano de su esposa. También la justicia procesa a su hermano Alexis Medina Sánchez, que ya fue condenado a 7 años de prisión por el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, que lo declaró culpable por actos de corrupción relacionados con contratos y adjudicaciones durante la administración de Medina. El famoso caso anti-Pulpo.
Alexis Medina Sánchez recibió la condena del Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, compuesto por las juezas Claribel Nivar Arias, Clara Sobeida Castillo y Yissell Soto Peña, el pasado 14 de agosto, bajo el señalamiento de que éste se aprovechó de su vínculo familiar con el exmandatario para articular un entramado societario que se benefició de obras, bienes y servicios del Estado mediante maniobras fraudulentas.
Aunque el expresidente Medina no ha sido objeto de señalamientos de corrupción, es inevitable que todo lo que ocurre con su entorno familiar, impacte su imagen, haya tenido o no responsabilidad. Es el daño colateral.
Y quizás esa realidad influya en el ánimo del exmandatario. El pasado domingo 7 de septiembre no habló a sus parciales como lo venía haciendo, con énfasis muy críticos a la actual administración. En una importante asamblea en la casa nacional, con la asistencia de 38 miembros del Comité Político y los presidentes de las nueve circunscripciones electorales la provincia Santo Domingo, el líder prefirió que hablara el secretario general, Johnny Pujols.
El PLD en el drama
El PLD, que desde el fin de su última gestión sufre el escarnio por señalamientos de corrupción, que ha sido uno de los factores que más han influido en la pérdida de adhesiones y la estima social, de nuevo se encuentra bajo la mirada pública. Por más vuelta que se le dé, el trato de Maxy definitivamente también afecta al peledeísmo, el ánimo de sus miembros y ni hablar de sus dirigentes.
Algunos legisladores han reaccionado ante el acuerdo y señalado que quien cometió algún delito debe encarar la justicia, después de más de cuatro años de silencio que ahora cobra voz con el dedo acusador.
No está en discusión el principio de que nadie debe ser perseguido o acusado por los hechos de otro, pero en el contexto en que una persona como Maxy Montilla Sierra admite que cometió los graves hechos de corrupción contra el Estado, precisamente, mientras el PLD gobernaba, de alguna manera el crédito de esa organización ante la sociedad se debilita.
El acuerdo entre Montilla Sierra y la procuraduría general de la República se agrega a los tantos pesares que viene viviendo la organización morada después de la pérdida del poder. Y eso influye en la capacidad de ofensiva de su líder, quien ha seguido jugando el rol más estelar desde el peledeísmo al gobierno de Abinader. El acuerdo obliga, aunque sea momentáneamente, a retirar el pie del acelerador combativo.