Por Emiliano Reyes Espejo
“…lo mejor está por venir”. La expresión no proviene de un político oficialista, ni de un funcionario del gobierno de turno. Tampoco salió de la boca de uno de nuestros grandes empresarios acostumbrados a que sea el Estado el que le facilite sus fabulosos negocios.
La frase fue dicha por una experta extranjera y se refería a la República Dominicana. Alexandria Valerio, convivió con nosotros durante cinco años y ya culminó su representación del Banco Mundial en el país, se marchó a ofrecer sus servicios en otros lares.
Tengo la certidumbre de que, con ella se nos fue una buena amiga, la cual, en lo adelante tendremos y agradecemos a distancia.
“Me despido con profundo respeto, admiración y la firme convicción de que lo mejor está por venir”, dijo la saliente representante del Banco Mundial en una encomiable crónica de despedida que le realizó la periodista Mariela Mejía, en el periódico Diario Libre. “Aquí encontré un país que quiere seguir avanzando y sabe cómo hacerlo”, subrayó.
Traigo esto a colación porque creo con firmeza que ha llegado la hora de que el liderazgo nacional, ya sea político (oficialista y de oposición) o del empresariado, académico, sindical y el de “la gente de a pie”, comencemos, como lo hizo Alexandria, a emitir mensajes de fe y optimismo que contribuyan a elevar la esperanza a la población irredenta.
Es necesario que, aunque la situación nacional no esté en sus mejores momentos, aprovechemos la actual coyuntura, no para cultivar caldos, ni fomentar aciagos, ni sembrar desconsuelos, desesperanza; sino que, en medio de la incertidumbre, llevemos confianza a nuestros ciudadanos.
Y este fervor esperanzador debe comenzar por el Estado, por el actual gobierno, aunque en el camino se les agreguen otros sectores. La iniciativa debe arrancar por nuestros gobernantes, los ministros y hacedores de políticas públicas. Es cierto que para estas cosas hay que tener recursos y de ello es que adolecemos. Se requiere, por tanto, que los pocos que tenemos se enfilen de manera inteligente a crear un ambiente de bienestar y felicidad en amplios sectores de la población.
¿Cómo se logra esto? Utilizando las herramientas correctas en la aplicación de políticas de mitigación de la pobreza. Alexandria, en el recuento de sus aportes durante el lustro que duró en el país, explicó que “El Banco Mundial colaboró con el Gobierno dominicano en la elaboración de la “Revisión del Gasto Público 2021”, un análisis que –según apuntó- permitió identificar oportunidades para mitigar el impacto de la crisis en el empleo y la pobreza, mejorar la eficiencia del gasto, y posicionar al sector privado para una recuperación sólida”.
Por eso, mejorar la eficiencia del gasto es imperioso, pero no parece que lo comprendan así los actuales gestores del Estado.
¿Cómo sembrar esperanza?
Según nos dice Alexandria a su retirada, el Banco Mundial mantiene, por ejemplo, una cartera activa en el país que “asciende a 1,890 millones de dólares y comprende 10 proyectos de inversión en energía, salud, modernización del Estado, vivienda, agua potable y saneamiento, agricultura resilientes y protección social”. A todo esto, esta institución internacional le suma otras operaciones para apoyar soluciones a problemas del clima y para el desarrollo, así como destinado a la mejora de la eficiencia y modernización de las empresas prestadoras de servicios de agua y saneamiento, catástrofes y reducción de emisiones.
La realización eficiente de estas iniciativas debe mover a motivaciones positivas.
En esa tesitura, la creación de empleos es parte esencial de las motivaciones que se requieren para llevar esperanza a los sectores. “Crear más y mejores empleos requerirá soluciones ampliables y sostenibles”, y constituye el enfoque de uno de los tres pilares del Banco Mundial para la creación de empleos en esta etapa de la economía global.
El organismo crediticio estableció un Consejo Asesor de Alto Nivel sobre Empleo como pilar para intensificar los esfuerzos de creación de puestos de trabajo, lo cual implicó la integración del sector privado en estos aprestos.
“Específicamente, el Grupo Banco Mundial ha adoptado un enfoque de tres pilares, que incluye establecer la infraestructura básica necesaria para crear empleo, trabajar con los gobiernos para fortalecer la gobernanza y respaldar políticas que propicien la actividad empresarial y un entorno regulatorio predecible, y movilizar el capital privado”.
Y agrega: “Con el fin de lograrlo, el Grupo Banco Mundial trabaja con los gobiernos, el sector privado, las instituciones financieras internacionales y otros asociados para proporcionar apoyo en materia de políticas y asesoría, financiamiento y conocimientos”.
Creemos que el Gobierno dominicano debe arrimar su visión hacia esas aristas del Banco Mundial, importantes para impulsar programas de empleos que contribuyan a llevar esperanza a la población juvenil del país, especialmente en las zonas rurales.
Al respecto, el gobierno tiene que ser más asertivo en sus planes de relanzamiento de las políticas agropecuarias orientadas a contribuir a crear empleos en los campos.
Pero, sobre todo, el gobierno del presidente Luis Abinader debe replantearse, sacudir y redefinir sus políticas comunicacionales, de tal forma que sus proyectos y realizaciones causen un mayor impacto y contribuyan, en vez de deprimir, a causar hálitos de esperanza en sectores que las penurias los han llevado a perder la fe.
Por suerte, en la remoción de su aparato ministerial se designaron a dos veteranos colegas periodistas, los comunicadores Félix Reyna y Alberto Caminero, los cuales tienen la preparación y el bagaje requeridos para impulsar políticas promocionales de las acciones del gobierno, de manera que sean captadas y comprendidas por las masas populares.
Una de las quejas de amplios sectores de la población es que este gobierno no promueve asertivamente algunos de sus logros y que ha cimentado este importante renglón en una costosa promoción publicitaria que muchas veces no se asimila en su debida dimensión.
Al respecto, planteamos a los veteranos colegas que ahora tienen la responsabilidad de la política comunicacional del Estado, estudiar a fondo la actual realidad de esta compromisaria labor y enfocarse hacia el logro de:
1) Impulsar el Programa Sembrar Esperanza para cultivar la fe en las amplias masas de la población.
2) Utilizar con eficiencia las nuevas tecnologías para dar a conocer proyectos y programas que realiza o realice el gobierno para beneficio de amplios sectores del país.
3) Dar una mayor apertura al acceso de información del gobierno, ser más abierto con los datos de los proyectos, airearlos en sus justas dimensiones, rompiendo con el actual esquema de ocultamiento de informaciones.
4) Aprovechar al máximo la cobertura que ofrece a nivel nacional la televisión pública.
Impulsar políticas de acercamiento real con los hacedores de noticias a nivel nacional.
5) Sustituir con noticias positivas, el pulso a las notas agoreras que presagian la incertidumbre y la desolación en amplios espectros de la población.
6) El Gobierno debe tener la capacidad de generar de manera continua sus propias informaciones esperanzadoras y dejar de ser un muro de respuestas a las críticas (válidas) de la oposición y de sectores inconformes de la ciudadanía.
Finalmente, creemos que el nuevo equipo de comunicaciones gubernamental debe hacer suya la frase de la saliente representante del Banco Mundial en el país, Alexandria Valerio, que dice: “…lo mejor está por venir” a la República Dominicana.