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miércoles, julio 9, 2025
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Del bombazo de la Fuerza del Pueblo en SENASA y la importancia de un accionar diferenciador

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Por Osvaldo Santana

La Fuerza del Pueblo pareció resurgir de su letargo opositor con el bombazo que destapó la crisis de los servicios del Seguro Nacional de Salud (SENASA), lo que pudiera conducir a presumir que se estaría ante el arranque de una política opositora asertiva, pero habría que considerarlo más detenidamente. 

La denuncia tuvo el efecto no necesariamente esperado. Porque esta vez la “opinión pública” le dio pábulo y se convirtió en tema que provocó declaraciones del presidente Luis Abinader el pasado lunes 7 de julio en La Semanal.

La revelación sobre SENASA trascendió porque los datos fueron contundentes y documentados, igualmente avalados por el Colegio Médico Dominicano (CMD), lo que vino a ser la segunda denuncia afincada en hechos reales. La primera fue la declaración de un dirigente provincial con un nivel de precisión acerca del volumen de obras inconclusas y cómo se ha disparado el costo, sin terminar, de la circunvalación de Moca.

Sin embargo, la realidad es que la Fuerza del Pueblo no parece que haya consumado una línea de acción más activa de cuestionamiento al gobierno. Su foco de atención ha estado centrado en su proceso congresual que se ha prolongado durante más de un año, y que, su conclusión no debe ir más lejos de los primeros días del mes de agosto próximo.

Pero, a decir verdad, se trata de una iniciativa que marca una diferencia con relación a su comportamiento de los últimos tiempos frente al gobierno. Silencio dominante, si bien no se puede hablar de colaboracionismo. Aunque el acercamiento entre el presidente Abinader y el líder Leonel Fernández por la dramática situación haitiana y los temores nacionales, pudiera interpretarse en los niveles más bajos de la población de esa manera. Aunque lo salva de cualquier manipulación en esa dirección el hecho de que también el expresidente Danilo Medina forma parte de la estrategia del gobierno frente a Haití.

Sin embargo, no hay que perder de vista que la República Dominicana aún está a dos años y 10 meses de las próximas elecciones nacionales, realidad que puede ignorarse porque los aspirantes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) han precipitado su competencia por la candidatura presidencial. No han cesado en sus quehaceres proselitistas y “logísticos” desde que Abinader los reunió con un propósito no conocido en detalles, pero según ha trascendido, para reiterarles que no buscaría de nuevo la presidencia, ya que la reelección está cerrada con “candados”, y que las aspiraciones debían expresarse en términos que no impacten negativamente las labores del gobierno, toda vez que todos tienen posiciones de poder en el tren gubernamental.

Entonces, para un partido en la oposición, que aún continúa en proceso de construcción, como la Fuerza del Pueblo, aventurarse en una campaña sistemática y rutinaria de críticas al gobierno podría provocar resultados no deseados, y especialmente, empujarla a una dinámica desgastante, que la llevaría al 2028 algo agotada o no valorada de la mejor forma por la población.

Podría concluirse que, de alguna forma, la denuncia sobre SENASA podría ser una expresión de que “estamos aquí”, en el rol que le corresponde a un partido que se presume opositor. Pero su silencio no puede ser excusado con las grandes tareas internas que tiene por delante, como la conclusión del Congreso Manolo Tavárez Justo, con la elección de los miembros de la dirección central y de la dirección política. También debe aprobar los estatutos y la línea de acción, clave para estructurar un discurso de cara al país y a las autoridades nacionales. Habrá que ver que pasará cuando concluya esa actividad.

El gran desafío

Aunque ese partido concurrió a las elecciones nacionales con un anunciado padrón de no menos de 2 millones de dominicanos, y su desempeño electoral fue “satisfactorio” para sus dirigentes (obtuvo un 28.84 %, equivalente a 1,250,404 votos), tiene por delante el dato cierto de que no es una organización estructuralmente nacional, que aún debe seguir en construcción.

El liderazgo provincial, donde existe con algún arraigo y trascendencia, no está conformado en los términos deseados; si bien tiene los locales, dirigentes identificados, no es una realidad como la que habrá de demandar una fuerza con vocación de poder. 

En algunos procesos, sean internos o en elecciones nacionales, se ha visto cómo actores han perdido la mayoría de los votos por la ausencia de una representación efectiva, propia de un partido moderno, y especialmente, gente honestamente comprometida, capacitada, que no sea susceptible de compra o manipulación. 

Es decir, que formar un partido de alcance y profundidad nacional continuará siendo el gran reto, el gran desafío de la Fuerza del Pueblo y de sus líderes, que no deberían satisfacerse con los aplausos mediáticos, las redes y todos los recursos propagandísticos que permiten las plataformas emisoras de estos tiempos.

Más aún

Parte del desafío organizacional es la renovación, más allá de los términos de la formalidad del Congreso Manolo Tavárez Justo, a punto de concluir, sino en términos humanos, la gente y los dirigentes que habrán de impulsar a esa entidad a sus propósitos superiores.

Persisten en la dirección de la Fuerza del Pueblo y a todos los niveles, “los padres fundadores”, que, si bien juegan un rol esencial, quizás imprescindible por algún tiempo, deben entender que un nuevo liderazgo debe surgir a nivel nacional. ¿Caras nuevas? Quizás, pero otras generaciones con nuevos pensamientos y visiones de la política, sencillamente, como Omar Fernández, un cautivador de las miradas y de los públicos, nuevos y viejos. Él, Omar, es un mensaje de que la Fuerza del Pueblo, con todo y su política, su línea de acción, sus propuestas sobre el país, requiere también líderes diferentes. Consideración válida asimismo para las demás formaciones políticas.

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

2 COMENTARIOS

  1. Osvado, cien por ciento de acuerdo con tu planteo. A lo interno he cuestionado la pasividad opositora de la FP, y como el congreso la ha empantanado.

  2. El Congreso debe servir, no tan solo para elegir y ser elegidos. Sino, para que las bases excluyan a unos dirigentes provinciales que se han convertido en retrancas para su crecimiento y credibilidad.
    Ojalá y la Dirección Política de la Fuerza del Pueblo no haga reservas de mantener a éstos dirigentes sin ser sometidos al escrutinio de las bases, y que sean castigados los inoperantes, incapaces, cuyos intereses personales están por encima de la construcción de un partido nuevo y moderno.

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