Por Yancen Pujols
Si algo pasó en la recién concluida novela entre Boston y Rafael Devers, con la participación estelar de David Ortiz y Pedro Martínez, fue que una gran parte del fanático dominicano cerró filas con el jugador que hoy pertenece a San Francisco.
Muchos se inclinaron hacia Devers, el recipiente de un apoyo masivo por redes sociales. No tengo una encuesta, pero dudo mucho que el nativo de Samaná no gane por mucho y sin necesidad de que se termine una primera vuelta.
No recuerdo que a Devers, de poco hablar, bajo perfil y demás, se le mencionara tanto por palos de calidad con Boston. Estamos hablando de uno de los garrotes que hay que respetar en MLB. Aún así, no era popular, hasta que llegó este tema y muchos de sus compatriotas entendieron que la organización con sede en el Fenway Park lo maltrató, lo quiso humillar y ahí mismo apareció todo el respaldo que estuvo ausente por años.
Así es la vida.
Hubo fanáticos que colgaron vídeos en sus respectivas cuentas de redes en las que criticaban el manejo bostoniano del tema “Carita”, otros hasta dijeron que soltaban por el despeñadero la simpatía hacia el equipo de la Nueva Inglaterra. Con tijeras en mano “picotearon” gorras con la B roja en la parte frontal.
Jamás pensé que “Carita”, como le dicen a Devers, era tan querido. En la política las coyunturas definen y se altera el curso de la historia. Un error te hunde o un discurso te catapulta.
Haciendo la extrapolación al deporte, Boston acaba de comprobar que la comunicación es clave y precisamente ahí radicó la falla de la conocida escuadra. Hubo culpa de lado y lado, eso está claro, pero victimizaron a Devers, enviado a California hace dos domingos, y pagaron por ello.
Su nuevo equipo lo recibió como una superestrella, como el pelotero que necesitaban por años y al fin arribó. Tuvo a Barry Bonds, sin quizás el mejor de la historia, a su lado durante el proceso de introducción, una movida inteligente que sumó bastante.
Todo eso aumentaba el rechazo criollo hacia los Medias Rojas. Por igual, unos comentarios críticos de Ortiz, el locuaz inmortal de Cooperstown que trabaja con Boston, contra Devers encendieron más el ambiente y ahí fue que la balanza se puso de un lado, como un 85-15 a favor de Devers y cuidado.
David tenía razón en varios de sus puntos, eso no se le quita, no obstante, la percepción suele imponerse y para muchísimas personas hablaba el empleado de Boston, que, en lugar de amparar a un paisano, lo que hacía era proteger su cheque mensual. Eso percibían muchos y con eso no se puede.
Los primeros juegos de Devers con San Francisco se vieron con todo y el horario tardío de la Costa del Pacífico (de las 9:30 de la noche en adelante los días de semana) y cuando le tocó con Boston, vaya coincidencia, la audiencia fue gigante. Su primer jonrón con su nuevo equipo fue ante su antiguo conjunto. Instagram y X se querían caer. No era para menos. La pelota y sus coincidencias.
La saga no terminó ahí y Pedro Martínez, también miembro del Salón de la Fama y asesor del club, ofreció unas declaraciones en las que cuestionaba el tacto de Boston en todo el tema Devers y le llamó la atención a Ortiz, su compadre, a quien le dijo que nunca debió hablar en público del caso.
David no se quedó callado y volvió con otra ofensiva durante un en vivo en una cuenta alterna por Instagram. ¿El resultado? Nueva vez recibió una descarga de opiniones ácidas e impublicables.
Ojalá y sea el capítulo final. Ya Devers está en San Francisco y allá se le ve feliz, como un niño en recreo. También hay que decir que se ha referido con altura sobre Boston, lo que evidencia clase.
Tampoco conviene que el vino se ponga agrio entre Pedro y David. Son dos iconos dominicanos con una relación de décadas. Pedro fue quien recomendó a David a los entonces jefes de Boston en 2003, cuando Minnesota lo dejó libre. No hay leyenda de Ortiz ni palos a la hora buena en Fenway Park si Martínez, a la sazón la gran figura del conjunto, no hace esa llamada por Ortiz al gerente Theo Epstein. Ese lleva y trae es innecesario.
Algo sí me quedó claro: la gente estuvo con “Carita” sin ser candidato.
Esa es la pelota.