Por Santo Salvador Cuevas
Desde el momento en que el gobierno israelí decidió asesinar al comandante de la Guardia Revolucionaria Islámica, a varios alto mandos y bombardear la población civil, dejando más de 400 personas asesinadas y retornando "triunfal a su guarida", a partir de entonces el mundo y los principales gobernantes de Oriente Medio alzaron su voz de mil maneras y en diversos escenarios, rechazando la agresión a la soberanía de Irán, que implicó también un acto de provocación del que forma parte el gobierno de Donald Trump, quien, lejos de condenar al agresor dio un ultimátum de rendición incondicional al gobierno y pueblo agredido.
No solo ha sido contundente y ejemplarizadora la respuesta y contraataque de Irán sobre Israel, a quien vienen destruyendo y dejando nubarrones de polvo, humos y escombros, que han alcanzado el edificio del Ministerio de Defensa, la locación del cuerpo de espionaje mundial, el Mossad, las instalaciones de Microsoft, dejando la capital Tel Aviv sin servicio de Internet, la destrucción con misiles a los dos principales aeropuertos, la destrucción de la Refinería de Petróleo, el principal puerto comercial, la principal empresa de valores, los asentamientos de judíos frente a la franja de Gaza, en fin, Irán le ha dado con todo a los agresores históricos de esa región.
El mundo celebra con mucha alegría, pues no solo en solidaridad con Irán, sino porque (por fin) apareció una nación que reivindica al pueblo de Palestina, un pueblo rebelde que con la precisión y la determinación de su contraofensiva deviene en esperanza o un faro de luz para la hermandad entre los pueblos y el surgimiento de una paz duradera.
Los asesores de Donald Trump no han asimilado que el dedo pulgar de la humanidad lo señala como los agresores y los culpables, no solo de la agresión a la soberanía de un pueblo pacífico, sino también, el gobierno de Estados Unidos, culpable de cientos de agresiones desarrolladas por ese monstruo de Israel desde el momento de su fundación en 1948, como Estado después de concluida la 2da. Guerra Mundial en 1945.
Ha fracasado la política de Donald Trump para Irán. No debió autorizar el bombardeo a tres puntos en Irán, pues nada han logrado que no sea alentar la resistencia iraní.
La política de la Casa Blanca provocó también que millones de estadounidenses se tomaran las calles de EE. UU. exigiendo la renuncia al presidente Donald Trump.
El gobierno ha logrado también el rechazo del Capitolio en donde los congresistas reprueban ese ataque a Irán sin previa autorización del Congreso.
Ha fracasado la política de Donald Trump para Oriente Medio, pues con el ataque a Irán, el Congreso iraní autorizó cerrar del estrecho de Ormuz, por donde pasa más del 70% del petróleo del mundo. Ahora, el Vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, ha entendido que debe revalorar su discurso contra Irán, pues dijo: "No tenemos nada contra Irán, nuestro problema es con las bombas atómicas; es que Irán y nosotros somos casi amigos".
En esa tónica anda Trump, anunciando un acuerdo de paz entre Israel e Irán sin previo aval de las fuerzas enfrentados, y el mismo Secretario de Estado Marco Rubio está pidiendo al presidente de China Xi Jim Pin que "persuada a Irán de no cerrar el estrecho de Ormuz".
Pero la derrota política de EE. UU. para Oriente Medio ha provocado la reacción del ex presidente Bill Clinton, quien anoche se lamentó diciendo que:
“Desde hace tiempo EE. UU. se deja usar de las maniobras de Netanyahu, quien usa la guerra para perpetuarse en el poder".
Bill Clinton reconoció a Israel como la fuente de violencia y guerras inútiles en Oriente Medio.
Por último:
Desde Santo Domingo, valoramos y damos nuestro apoyo moral al grito mundial para que cesen los conflictos entre Israel e Irán.
Es necesaria la firmeza a las fuerzas revolucionarias de Irán, de no hacer acuerdo en donde no se garanticen:
1ro. Constancia de una paz duradera y no ficticia.
- El reconocimiento al derecho que tiene Palestina a un Estado soberano, en el territorio señalado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
No habrá paz en Oriente sin el reconocimiento a la existencia de Palestina como Nación libre y soberana.