Miguel J. Escala
Seguimos construyendo
A pesar de la conmoción que dejó la tragedia del Jet Set, hemos recibido numerosos comentarios e inquietudes de nuestros lectores en relación con el último artículo sobre los aspectos socio-psicológicos de la tercera edad. Consideramos estas aportaciones profundamente valiosas, y los invitamos a continuar construyendo colectivamente mejores aproximaciones al tema que nos ocupa: los adultos mayores.
La tragedia del Jet Set, cuya Zona Cero ahora se erige como un espacio frío y desolador, nos recuerda las más de doscientas vidas abruptamente interrumpidas. Muchas de estas personas no llegaron a ser adultos mayores, y es precisamente esa juventud truncada lo que más nos sacude y conmueve. Las imágenes del lugar y las fotografías de las víctimas nos invitan a una reflexión que trasciende el tema de la tercera edad, enfocándose también en asuntos como la seguridad, el rescate y los efectos duraderos en quienes sobreviven. Estos supervivientes, junto con sus sentimientos y procesos de adaptación, nos enseñan sobre la resiliencia y la fortaleza humanas. Algo que también nos reta a construir. No hay una receta común y milagrosa.
El legado del papa Francisco
El Domingo de Ramos, el papa Francisco, mostrando una leve mejoría en su salud, expresó: “Que Dios acoja en su paz a las víctimas del derrumbe de un local en Santo Domingo, y sostenga a sus familiares”. Sus palabras resonaron profundamente, recordándonos la necesidad de apoyar no solo a los afectados directamente, sino también a toda una sociedad que procesa colectivamente el duelo y la pérdida.
En el transcurso de nuestras vidas, acumulamos años y experiencias que nos plantean retos como el duelo, la pérdida de ciertas facultades o el aumento de necesidades de cuidados médicos. Estos desafíos pueden afrontarse con una actitud resiliente, positiva y organizada. Pero si la longevidad genera inquietudes, ¿qué decir de una juventud truncada o de quienes enfrentan discapacidades severas como resultado de tragedias? ¿O de aquellos padres y madres mayores que, tras perder a un hijo, deben asumir nuevamente roles parentales que creían superados?
Nos corresponde seguir aprendiendo y construyendo. Con la reciente partida del papa Francisco, su vida y sus mensajes nos dejan una profunda estela de enseñanzas sobre esperanza, compasión y acción. Aunque ya “tenía permiso”, como diría mi abuelo, su legado nos invita a reflexionar sobre la importancia de construir juntos un futuro más solidario y humano que acoja a todos y satisfaga las necesidades esenciales de cada uno.
La Iglesia como ejemplo de los aportes de los adultos mayores
Examinemos las regulaciones de la Iglesia católica respecto a la edad de sus líderes. Resulta interesante que, aunque esta institución solicita a los obispos presentar su renuncia al cumplir 75 años y, desde 1970, impide a los cardenales mayores de 80 años participar en el cónclave para elegir al nuevo papa, en las últimas décadas ha tenido pontífices de edad avanzada. Estas restricciones fueron introducidas por Pablo VI y ratificadas por Juan Pablo II, con el objetivo de garantizar que los electores cuenten con plena capacidad para asumir la responsabilidad de elegir al pontífice. Estas medidas respondieron al aumento en la edad promedio de los cardenales, quienes ahora suelen vivir más tiempo. Actualmente, el 46 % de los cardenales supera los 80 años y, por lo tanto, no puede votar en el cónclave, aunque teóricamente pudiera ser elegido un no elector como papa.
Sin embargo, al analizar la edad de elección de los últimos papas, encontramos una marcada inclinación hacia líderes de mayor edad. Por ejemplo, Juan XXIII y Francisco asumieron el papado a los 76 años, mientras que Benedicto XVI tenía 78 años al ser elegido. En contraste, durante los últimos dos siglos, solo Juan Pablo II y Benedicto XV fueron elegidos con menos de 60 años. Esta tendencia hacia papas de edad avanzada contrasta con las restricciones aplicadas a los cardenales mayores, y nos invita a reflexionar sobre cómo la experiencia y la sabiduría asociadas a la edad se valoran en el liderazgo de la Iglesia.
Respecto a la edad al momento de su fallecimiento, la media de los papas del siglo XX y XXI es de aproximadamente 79 años. El papa Francisco, quien falleció a los 88 años, se convirtió en el segundo papa más longevo de la historia moderna, después de León XIII, que murió a los 93 años en 1903. A pesar de su avanzada edad, Francisco continuó impulsando reformas, demostrando que la renovación en la Iglesia no es exclusiva de los jóvenes. Personalmente, no puedo imaginar a alguien de mi edad aceptando una responsabilidad como el papado. ¿Qué dirían mis contemporáneos?
El día de su entierro, la misa fue celebrada por el decano de los cardenales, quien, a sus 91 años, no puede ser elector en el cónclave, pero presidió una conmovedora liturgia. Su serenidad al manejar las páginas de su homilía, desafiando las ráfagas de viento, simboliza la fortaleza y experiencia de los adultos mayores en el liderazgo eclesiástico. Este panorama sugiere que, en el corto plazo, podrían producirse varios relevos en la Curia Romana, lo que abriría la puerta a una posible renovación generacional y a una mayor diversidad en los puestos de liderazgo del Vaticano. Sin embargo, la Iglesia sigue reflejando la preocupación doble de abrir la puerta a los más jóvenes sin cerrarla a los mayores.
Francisco también involucra a los adultos mayores en los "líos"
Francisco también fue un defensor de que los adultos mayores participen con la juventud en los “líos”. Aunque la expresión se popularizó en sus mensajes dirigidos a los jóvenes, su primera mención, durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río de Janeiro, incluyó a los ancianos como cómplices en esta invitación. En ese discurso, denunció la exclusión sistemática de jóvenes y ancianos en una sociedad dominada por el culto al dinero, que margina tanto a quienes representan el futuro como a quienes son la memoria de los pueblos:
Entonces los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos.
Pero sepan, sepan que en este momento ustedes, los jóvenes y los ancianos, están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.
Francisco subrayó la necesidad de una alianza intergeneracional en la que jóvenes y ancianos trabajen juntos para evitar la exclusión de ambos grupos. Advirtió que comparten el mismo destino si no se integran activamente en la sociedad. Llegó a afirmar en 2021 que “sin diálogo entre jóvenes y abuelos, la historia no sigue, la vida no sigue”.
Al igual que iniciativas promovidas por la Organización de las Naciones Unidas para combatir el edadismo, Francisco fue un propulsor de relaciones intergeneracionales, pero su enfoque iba más allá. Ese papa que falleció “con permiso” a los 88 años, aunque dejó algunas acciones inconclusas, se mantuvo firme en su misión de impulsar esperanza, justicia y colaboración entre generaciones.
La Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que esperemos se mantenga, fue instituida por el papa Francisco en 2021 y se celebra anualmente el cuarto domingo de julio, coincidiendo con la festividad de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús. “Esta iniciativa busca reconocer el papel fundamental de los mayores en la transmisión de la fe, la memoria y los valores, promoviendo el diálogo intergeneracional y combatiendo la cultura del descarte”. De ella comentaremos en otra oportunidad, por la riqueza que nos aporta en nuestra construcción de mejores respuestas.
Nos dice una autora de la Universidad Católica del Norte de Ecuador:
La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos. Hay una nueva misión que nos espera y nos invita a dirigir la mirada hacia el futuro. (Gladys Gambo, 2023).
El papa ha alentado a las diócesis y parroquias a organizar visitas a ancianos solos y actividades que fomenten el encuentro entre generaciones. Esa es parte de la misión que espera, diríamos, a las iglesias, a las instituciones, a los Estados. Armemos líos para que se reconozca el papel insustituible de los adultos mayores en la familia y la sociedad.
Excelente trabajo, para Miguel Escala, la vida no termina con la vejez…..
Gracias Miguel por este breve ensayo sobre la vida y la muerte pero más importante por recalcar la importancia de participación e intercambió entre las edades.
Es evidente que un gran número de jóvenes, personas de la edad media y en particular adultos de la tercera edad como el fallecido papa Francisco tienen o han obtenido (buenos/as) conocimientos y experiencias que compartidas o impartidas nos iluminan, nos sostienen y finalmente nos hacen mejores seres humanos.
Tu análisis conectando el doloroso incidente del Jet Set, la descripción sobre la disparidad y cierta falta de compartimiento entre edades, las enseñanzas y el penoso deceso del papa Francisco nos muestran la necesidad de involucrarnos en los “buenos líos” para el beneficio, mejoramiento y santidad de la raza humana.
Esta mission debe residir, ser parte de nuestra fibra y ser practicada por cada uno de nosotros si o si.
Abrazos.
No te quejes de ser viejo
Que si muchos les fue negado
Ese privilegio
Excelente trabajo, muy objetivo y claro. Gracias por el sentido de justicia que le hace al Papa Francisco!!!
Gracias Miguel por este breve ensayo sobre la vida y la muerte pero más importante por recalcar la importancia de participación e intercambió entre las edades.
Es evidente que un gran número de jóvenes, personas de la edad media y en particular adultos de la tercera edad como el fallecido papa Francisco tienen o han obtenido (buenos/as) conocimientos y experiencias que compartidas o impartidas nos iluminan, nos sostienen y finalmente nos hacen mejores seres humanos.
Tu análisis conectando el doloroso incidente del Jet Set, la descripción sobre la disparidad y cierta falta de compartimiento entre edades, las enseñanzas y el penoso deceso del papa Francisco nos muestran la necesidad de involucrarnos en los “buenos líos” para el beneficio, mejoramiento y santidad de la raza humana.
Esta mission debe ser parte de nuestra fibra y ser practicada por cada uno de nosotros si o si.
Abrazos.
Qué triste lo ocurrido en la discoteca de Santo Domingo. Lo sentimos mucho también en Puerto Rico, país hermano.
Qué gran referente el papa Francisco para jóvenes y adultos mayores. Cuán centrado su ministerio en la tolerancia, la dignidad humana, la paz, el acercamiento a los demás, el AMOR. Lo describes muy bien, querido Miguel.