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sábado, abril 26, 2025
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¡El desgarrador dolor de abril tiene deudores!

Por Alfonso Tejeda

El rompiente estallido en la somnolienta tarde de aquel último sábado de abril, hace justo 60 años, incrustó en la historia del país esa fecha que se hizo “Gloriosa”, categorización que 19 años después sería reeditada por una “poblada” desigual entre los mismos protagonistas: el pueblo y los militares. Gestas de las que nunca se contabilizaron los muertos. Algo que sí ha ocurrido con la tragedia de la discoteca Jet Set: hasta ahora más de 230 víctimas, convirtiendo a abril en un mes desgarrador, doloroso y cruento en el calendario dominicano.

Abril de 1965. Cuando el mes llegó a su día 24, sábado, el doctor José Francisco Peña Gómez, desde la radioemisora oficial, despertó al pueblo de su recién iniciada pausa diaria, anunciando el levantamiento militar que se fraguaba casi desde el derrocamiento del Gobierno constitucional del Partido Revolucionario Dominicano, encabezado por Juan Bosch, siete meses después de haber juramentado el cargo conquistado en las primeras elecciones libres de 1962, tras el ajusticiamiento del tirano Rafael Trujillo, en mayo de 1961.

Conquistadas las calles de los barrios populares de la capital en los días finales de abril, la muerte violenta comenzó a crecer tras el arribo interventor de fuerzas militares encabezadas por tropas estadounidenses, que junto a sus pares dominicanas, el 19 de mayo frente al Palacio Nacional y en San Francisco de Macorís, sumaron decenas de víctimas. Lo mismo ocurrió el 15 y 16 de junio, en la cabeza del puente Duarte, donde siguió aumentando el número de muertos, que perdió su exactitud en la macabra “Operación Limpieza”: acción armada de persecución a hombres y mujeres que, desde los sectores de la ciudad, se dispusieron a defender la ofensa contra el suelo patrio.

En otro abril, 19 años después de aquel “Glorioso”, el pueblo apenas despertaba aquel lunes, sacudido por la imposición intempestiva de precios altos en productos básicos y agitado desde algunos confines. La protesta explosionó, convirtiendo calles, comercios y servicios en una desigual batalla, donde el Ejército y otras fuerzas represivas regaron de sangre y cadáveres los barrios populares de la zona norte de la capital, en una matanza sin número conocido que duró dos días. Esta vez le tocó al mismo Peña Gómez apaciguar.

Sesenta años después de aquella primera jornada fratricida, y 41 años más tarde de la poblada, ocurre la impactante tragedia provocada por el derrumbe del techo de la discoteca Jet Set, el pasado 8 de abril de este 2025. Se contabilizan hasta ahora más de 230 fallecidos desde la madrugada de ese día y hasta cuatro fechas después. Víctimas conocidas por su alcurnia, su presencia en el diario vivir de la gente: vecinos, familiares queridos, conocidos y relacionados, cuyas muertes han tejido una solidaridad desde la que se ha sobrellevado el duelo intenso y extenso provocado.

Las tres tragedias tienen condiciones comunes: son las más altas en muertes, aunque se desconocen las dimensiones de las dos primeras. También coinciden en la presencia de la radio: canal de difusión en la rebelión de abril de 1965; herramienta clave en la primera jornada de las “pobladas” de 1984 y, ahora, en el derrumbe de la discoteca, parte de la radio intenta usarse como instrumento anulante de la exigencia de responsabilidad ante el hecho.

En abril de 1965, la beligerancia política entre dos tendencias impuso un silencio que ni siquiera permitió reclamar responsabilidad. Otro tanto ocurrió en 1984, cuando ni siquiera hubo intentos de exigir una investigación. Pero ahora es diferente: la justicia es otra. Y tiene que ratificarse como lo que es, ¡así tan sencillamente!

Alfonso Tejeda
Santo Domingo,
21 de abril de 2025

 

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