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sábado, abril 19, 2025
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Operativos de Semana Santa: una lucha contrarreloj para evitar más muertes: ¿Solución real o espejismo temporal?

Por Octavio Santos

La Semana Santa en República Dominicana es tiempo de reflexión, descanso y espiritualidad, pero también, lamentablemente, es sinónimo de tragedia vial. Año tras año, la nación caribeña, conocida por su belleza natural y la alegría de su gente, enfrenta la dura realidad de una alta tasa de muertes por accidentes de tránsito, especialmente pronunciada durante estos días de feriado extendido.

Entre 2010 y 2024, más de 1,800 personas en promedio fallecieron anualmente en las carreteras dominicanas, lo que equivale a unas cinco muertes cada día. Aunque en años recientes se lograron algunos avances, la siniestralidad sigue siendo alta. Por ejemplo, 2010 registró la alarmante cifra de 2,132 fallecidos, casi seis muertes diarias, mientras que 2018 mostró el menor índice con 1,427 muertes (casi cuatro diarias). No obstante, la tendencia descendente se rompió rápidamente, volviendo a subir en 2021 y 2023.

La Semana Santa ha representado históricamente un desafío particular, debido a que la movilidad masiva incrementa significativamente el riesgo vial. En 2012, por ejemplo, se registraron 31 muertes en apenas cuatro días, convirtiendo  ese año en uno de los más trágicos del periodo estudiado. El promedio diario durante estos días festivos regularmente supera al promedio anual, poniendo en evidencia el riesgo elevado durante el feriado.

Sin embargo, hubo períodos que destacaron positivamente por la eficacia de los operativos preventivos. Entre 2015 y 2017, los esfuerzos conjuntos de instituciones como el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), DIGESETT y la Defensa Civil lograron reducir considerablemente las muertes. Particularmente, en 2015 la reducción fue dramática, con solo nueve fallecimientos en esos días, un récord histórico que demostraba que los operativos podían ser altamente efectivos cuando existía compromiso colectivo.

La focalización en las motocicletas ha sido clave, dado que representan el principal vehículo involucrado en estos accidentes fatales. En 2012, por ejemplo, 23 de las 31 muertes involucraron motociclistas. En respuesta, las autoridades comenzaron a aplicar controles más estrictos sobre los motoristas, con la exigencia del uso de cascos y limitando la cantidad de pasajeros permitidos por vehículo. Estas acciones probaron su efectividad especialmente entre 2015 y 2017, cuando se lograron cifras históricamente bajas de muertes viales.

Análisis de Muertes por Accidentes de Tránsito en Semana Santa (2010-2024)

La siguiente tabla presenta un análisis comparativo entre el promedio diario anual de muertes por accidentes de tránsito en la República Dominicana y el promedio diario durante Semana Santa, desde 2010 hasta 2024. El propósito es evaluar la eficacia de los operativos implementados durante estos años.

Año Muertes totales anuales Promedio diario anual Muertes Semana Santa Promedio diario Semana Santa Comparativa
2010 2132 5.84 29 7.25 Mayor
2011 1900 5.2 23 5.75 Mayor
2012 1800 4.93 31 7.75 Mayor
2013 1750 4.79 27 6.75 Mayor
2014 1700 4.66 29 7.25 Mayor
2015 1650 4.52 9 2.25 Menor
2016 1600 4.38 14 3.5 Menor
2017 1500 4.11 11 2.75 Menor
2018 1427 3.91 26 6.5 Mayor
2019 1650 4.52 30 7.5 Mayor
2020 1733 4.75 0 0.0 Menor
2021 1874 5.13 20 5.0 Menor
2022 1794 4.92 25 6.25 Mayor
2023 1949 5.34 26 6.5 Mayor
2024 3114 8.65 24 6.0 Menor


Pero esta mejora no fue constante. A partir de 2018, la situación volvió a empeorar notablemente. Ese año, Semana Santa cerró con 26 muertes por accidentes, cifra que ascendió a 30 en 2019. Estos aumentos señalaron una peligrosa relajación en la aplicación de medidas preventivas y un aparente incremento en comportamientos imprudentes entre conductores y pasajeros.

La pandemia de COVID-19 en 2020 marcó una pausa inédita. Las restricciones severas de movilidad impuestas por el gobierno evitaron prácticamente todos los accidentes fatales durante Semana Santa de ese año, demostrando de manera dramática que menos movilidad significaba menos tragedia vial. Sin embargo, este logro fue coyuntural; apenas regresó la movilidad habitual, regresaron también las muertes en las carreteras.

Entre 2021 y 2024, las cifras volvieron a estabilizarse en niveles preocupantes, con promedios cercanos a las 25 muertes por cada Semana Santa, reflejando la dificultad de sostener mejoras permanentes sin políticas continuas y de fondo. Estos años subrayaron nuevamente la necesidad urgente de políticas estructurales que vayan más allá de campañas puntuales.

En términos absolutos, la comparación entre el promedio diario de accidentes durante la Semana Santa y el resto del año indica claramente que, salvo contadas excepciones, el feriado resulta significativamente más peligroso. Este contraste se agudiza en años recientes, a medida que el parque vehicular del país ha aumentado, las medidas preventivas enfrentan un desafío mayor.

¿Valen entonces la pena estos operativos especiales? La respuesta, aunque compleja, es afirmativa. Las cifras muestran que, cuando los operativos son rigurosamente implementados y la población coopera activamente, la mortalidad vial puede reducirse drásticamente. Sin embargo, también señalan con contundencia que los operativos aislados no son suficientes para resolver un problema tan arraigado y persistente como este.

La verdadera solución radica en cambios profundos y permanentes, incluyendo mejor educación vial, infraestructura adecuada, controles de tránsito constantes y una cultura de respeto y prudencia al volante. Hasta entonces, los operativos seguirán siendo necesarios, aunque sean paliativos temporales.

Mientras tanto, cada Semana Santa continúa siendo una lucha contrarreloj por evitar que más vidas se pierdan innecesariamente en las carreteras. El desafío sigue vigente, y la sociedad dominicana enfrenta cada año el mismo problema.

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