Por Yancen Pujols
Vladimir Guerrero Jr. tenía a Toronto como destino ideal y el equipo lo marcó como la piedra que soporte el andamiaje del presente y futuro.
¿Resultado? Un contrato histórico que solo necesita de un examen físico para anunciarse como oficial, lo que podría pasar en cualquier instante.
Guerrero Jr. se aseguró con los Azulejos por 14 temporadas y 500 millones de dólares, el tercer contrato más grande en la historia de las Grandes Ligas, superado solo por los 765 millones de dólares de Juan Soto y los 700 del fenómeno japonés Shohei Ohtani.
Esto quiere decir que la República Dominicana tiene dos de del trío de pactos más jugosos en los anales del negocio.
Guerrero Jr. nació en Canadá, su padre, el inmortal Vladimir Guerrero, inició su paso en las Grandes Ligas con los Expos Montreal. Y aunque el hoy primera base de los Azulejos también es ciudadano norteamericano (lo dijo en una entrevista hace varios años), su predilección es representar deportivamente a Quisqueya y así espera hacerlo en el Clásico Mundial de 2026.
Guerrero Jr. había establecido una fecha límite para sellar un contrato con los inquilinos del Roger Centre. La misma pasó sin que llegase la anhelada extensión. Pero el inicialista nunca cerró las puertas.
“Ahora mismo vamos para la agencia libre, pero las cosas pueden cambiar, uno no sabe si ellos (Toronto) ponen algo y uno se siente bien y lo coge”, dijo Guerrero Jr., a quien escribe el pasado mes de marzo en Dunedin, Florida, sede de entrenamiento de los Azulejos de Toronto.
Y así pasó, la organización entendió que no podía darse el lujo de perder al pelotero que en 2015 adquirió por un bono de 3.9 millones de dólares, a la sazón el más alto para todos los latinos de la clase de ese año que incluía a Juan Soto y a Fernando Tatis Jr., entre otros.
Además, Toronto no había podido conseguir grandes nombres en la agencia libre. Hicieron el esfuerzo por Ohtani y fue en vano. Se reunieron con Soto, pero tampoco hubo frutos, solo más decepción.
Perder a Vladimir Jr. sería desgarrador.
El dominicano podía arriesgarse en ir a la agencia libre, y sin dudas, con todo y un año por debajo de los parámetros esperados, podía conseguir un poco más de los 500 millones de dólares.
No todo es el dinero. Guerrero Jr. solo ha estado en Toronto, allí será el cacique por la próxima década y hay un buen núcleo. Llevar a los Azulejos a la tierra prometida de una corona encaja. Esa es ahora la meta, y generaría un sabor incomparable.
Ambos se entendieron y ahora lo que queda es batallar por un título, una celebración que no se da al norte de la frontera con los Estados Unidos desde 1993, cuando los Azulejos de Cito Gaston derrotaron a los Filis de Filadelfia.
Este es el equipo de Vladimir Guerrero Jr. Hay 500 millones de razones para así proclamarlo.