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martes, marzo 4, 2025

Las auto censuras “voluntarias”

Por Federico Pinales

Los periodistas que hacemos un esfuerzo macro para ser mínimamente objetivos, “independientes” y éticos, tenemos serios problemas de conciencia, para evitar tener conflictos con las leyes y con las fuentes que nos alimentan.

Tener en tus manos informaciones valiosas, que pueden evitar o descubrir crímenes. Que tú sabes que son verídicas, pero cuyas pruebas están en manos de fuentes que tú estás obligado a proteger, por razones éticas y humanas, te obligan a caer en la auto censura, pero al mismo tiempo, legal y humanamente necesaria, para no romper con una cadena de confidencialidades, igualmente importantes.

Este es el tipo de auto censura que no está motivada en el dinero, la amenaza, el miedo al chantaje ni a la corrupción.

El artículo formal de fondo de esta semana ha sido cambiado por esta reflexión, porque lamentablemente mis principales fuentes primarias me advirtieron sobre las posibles consecuencias negativas, que podrían derivarse de la difusión de esas informaciones.

Tengo la impresión de que muchos colegas han pasado por similares experiencias, para proteger a determinados amigos o familiares, envueltos en problemas con la Ley.

Todo esto es aparte de la censura a las que tienen que someterse los periodistas obligatoriamente, para seguir las líneas de los intereses de los medios, a los cuales les sirven como asalariados.

Lo mismo sucede con los periodistas “independientes” que producen, dirigen y administran sus propios medios, pero que dependen de la publicidad pública y privada, o de las ayudas de otras instituciones con agendas ocultas.

Por esa realidad incuestionable es que muchos crímenes quedan impunes y otros no se evitan a tiempo.

Ahí radica también parte de la complejidad y el fracaso de la lucha contra la corrupción, tanto en el sector público como en el privado.

Pese a todos esos obstáculos, además de instruirse en las áreas del derecho, la educación, la medicina y la economía, los periodistas debemos proponernos orientarnos mejor sobre los manejos contables y financieros, para que no nos sigan envolviendo las diabluras en papelitos de celofán.

Mientras nos ponen a repetir las sandeces que muchos se inventan para dañar honorables reputaciones, mientras encubren y solapan situaciones extremadamente peligrosas, merecedoras de ser denunciadas sin temor ni favor.

 

Busquemos las fórmulas mágicas para liberarnos de la auto censura “involuntaria”.

 

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