Por Evelyn Irizarri Santos
NUEVA YORK, Estados Unidos. – Tal como sucedió en el mes de febrero en 2017, organizaciones proinmigrantes, volvieron a convocar un día sin inmigrantes como una manera de protestar contra los operativos de deportación del gobierno de Donald Trump.
Discreta convocatoria
A diferencia de la primera vez, hace 8 años, cuando se anunció a través de todos los medios de comunicación, esta vez, los convocantes utilizaron las redes sociales, en especial, Facebook, así como la propaganda entre amigos y conocidos.
Una semana antes de la fecha señalada, algunas personas entre la comunidad latina comenzaron a propagar la información entre sus familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo, sobre los planes a seguir durante un día, para demostrar lo importante que es la comunidad inmigrante en los Estados Unidos.
La idea era no asistir al trabajo, no comprar en las tiendas y no enviar a los niños a la escuela. La campaña pareció perderse en las redes, pero arrancó con fuerza a partir del viernes 31 de enero y hasta el domingo 2 de febrero.
La fecha señalada para esta jornada fue el primer lunes de febrero.
La escuela
Los niños, en especial los de la escuela primaria, comentaban que el lunes 3 de febrero no asistirían a la escuela, ni sus padres lo harían a sus trabajos.
La explicación que les habían dado era que ese día tanto las escuelas, como los centros de trabajo y las tiendas, estarían cerradas al público. En los centros educativos la asistencia se redujo a menos del 50 por ciento.
En salones de clases donde regularmente acuden 25 estudiantes, el lunes apenas acudieron unos 11 o 12 niños.
En los trabajos
En los diferentes centros laborales, se reportaron decenas de ausencias, pero algunos no escondieron su preocupación de perder su trabajo por no presentarse en apoyo a la protesta.
Quienes se unieron a la huelga, tomaron la previsión de solicitar el día con anticipación.
Los negocios
Algunos dueños de negocios se unieron a la protesta y este lunes mantuvieron sus puertas cerradas al público, en Nueva York y en los que abrieron sus puertas, la presencia de clientes hispanos, era casi nula.
Aunque puede decirse que la jornada tuvo una respuesta de un 50 por ciento.
A nivel nacional
La campaña de Un día sin Inmigrantes se extendió a nivel nacional.
Ciudades como Los Ángeles, Nueva Jersey, Illinois, Texas, Georgia y California no dudaron en unirse desde el principio, iniciando con la promoción y difusión de la información.
No se detienen
Las quejas y protestas no detienen los operativos de ICE y los arrestos y deportaciones han continuado a toda máquina.
El temor y la desesperación de los indocumentados los obliga a recluirse en sus hogares y algunos ya han decidido regresar por cuenta propia a sus países de origen.
Personas de todas las nacionalidades han comenzado a acudir a sus consulados para obtener cartas de ruta para regresar a sus países.
En los Estados Unidos viven más de 11 millones de indocumentados, conforme a los datos de Migration Policy Institute.
Hasta el momento no se han evaluado las pérdidas que suponen los cierres de negocios y la ausencia de clientes, ni tampoco se ha dicho si tienen pensado realizar otra protesta similar.