Por Osvaldo Santana
La presidencia de Donald Trump empieza a despejar incógnitas sobre su nuevo mandato. Dos líneas parecen marcar los futuros cuatro años de Estados Unidos: una vocación al expansionismo en las Américas y una apuesta a la fortaleza de la economía de la Nación: “América será pronto más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca”.
Una tercera clave de la administración Trump la constituye el restablecimiento de la paz en la mayoría de las regiones posibles, como base para centrar la atención en el resurgimiento de la economía con el propósito de mejorar la calidad de vida del ciudadano norteamericano. El control migratorio y la seguridad en las fronteras endurecerá ese propósito.
Esos fundamentos están contenidos en su discurso de la juramentación, sin que represente un aflojamiento en una clara política exterior basada en el conservadurismo y las alianzas con líderes y gobiernos afines, con énfasis en Latinoamérica.
América volverá a ser grande
Desde el inicio mismo de su discurso, Trump planteó la esencia de lo que pudiera ser el gran motivo de su gobierno. “Devolver” a Estados Unidos la grandeza con la que él mismo sueña, piensa y concibe, centrado en el empuje de las fuerzas internas, de la gente, la economía, los ricos y sus valores.
“Se recuperará nuestra soberanía. Se restaurará nuestra seguridad. La balanza de la justicia volverá a equilibrarse. Terminará el uso cruel, violento e injusto del Departamento de Justicia y de nuestro gobierno como armas. Y nuestra máxima prioridad será crear una nación orgullosa, próspera y libre. América será pronto más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca,” dijo.
En lo que constituyó una crítica directa a la política exterior de la administración de Joe Biden, señaló: “…tenemos un gobierno que ha brindado financiamiento ilimitado para la defensa de fronteras extranjeras, pero se niega a defender las fronteras estadounidenses, o más importante, a su propia gente”.
Bien pudiera entenderse que cuestiona la voluminosa ayuda para Ucrania en su guerra frente a Rusia, y sugiere al mismo tiempo que se descuidó en ese empeño las prioridades nacionales. “Nuestro país ya no puede brindar servicios básicos en tiempos de emergencia, como lo mostraron recientemente las maravillosas personas de Carolina del Norte, que han sido tratadas tan mal. Y otros estados que todavía están sufriendo de un huracán que ocurrió hace muchos meses. O más recientemente, Los Ángeles, donde aún seguimos viendo incendios arder de manera trágica.”
Ucrania y la paz (Mi legado más orgulloso será el de ser un pacificador y unificador)
Durante el discurso, el presidente Trump evitó referirse directamente a la guerra en Ucrania, aunque durante toda la campaña prometió que la terminaría en 24 horas. Pero dio a entender que persistirá ese propósito.
Dijo que “como en 2017, nuevamente construiremos las fuerzas armadas más fuertes que el mundo haya visto”. Y argumentó: “Mediremos nuestro éxito no solo por las batallas que ganemos, sino también por las guerras que terminemos, y quizá lo más importante, por las guerras en las que nunca entremos.
“Mi legado más orgulloso será el de ser un pacificador y unificador. Eso es lo que quiero ser, un pacificador y unificador. Me complace decir que, a partir de ayer, un día antes de asumir el cargo, los rehenes en Oriente Medio están siendo devueltos a casa con sus familias”.
Ya a poco de terminar, retomó en alguna medida el tema, cuando dijo: En los últimos años, nuestra nación ha sufrido enormemente. Pero vamos a recuperarla y hacerla grande nuevamente, más grande que nunca antes. Seremos una nación como ninguna otra, llena de compasión, valor y excepcionalismo. Nuestro poder detendrá todas las guerras y traerá un nuevo espíritu de unidad a un mundo que ha estado enojado, violento y totalmente impredecible.”
Después de la juramentación, y durante la firma de las órdenes ejecutivas, es decir, las primeras medidas de su gobierno, cuando fue abordado sobre Ucrania reiteró que tiene previsto hablar o reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y comentó: "La OTAN tiene que pagar el 5%. Llevamos 200.000 millones de dólares más en la guerra de Ucrania que la OTAN. Es ridículo porque les afecta mucho más. Hay un océano entre nosotros, y hemos gastado 200.000 millones de dólares más en Ucrania que la OTAN".
Entre entre las órdenes ejecutivas de este 20 de enero está la “Reevaluación y reorientación de la ayuda exterior, que pone en una pausa de 90 días a toda "la asistencia para el desarrollo exterior" con fin de "evaluar" su eficiencia y coherencia con la política de Washington.
"La política de EE. UU. es que no se desembolsará más asistencia exterior de EE. UU. de una manera que no esté totalmente alineada con la política exterior del presidente de EE. UU. "El sector y la burocracia de la ayuda exterior de EE. UU. no están alineados con los intereses estadounidenses y en muchos casos son contrarios a los valores estadounidenses. Sirven para desestabilizar la paz mundial al promover en países extranjeros ideas que son directamente opuestas a las relaciones armoniosas y estables dentro de los países y entre ellos", expresa el documento.
Expansionismo
Pero su política de poner fin a las guerras no significa una renuncia al papel de los Estados Unidos en el mundo, incluido los conflictos bélicos y su presencia a nivel global.
En el discurso, dijo que “Estados Unidos retomará su lugar legítimo como la nación más grande, más poderosa y respetada en la Tierra, inspirando la admiración y el asombro del mundo entero. Dentro de poco, cambiaremos el nombre del Golfo de México al Golfo de América. Y restauraremos el nombre de un gran presidente, William McKinley, a la montaña McKinley, donde debería estar y donde pertenece”.
Precisamente, tanto esa manifestación sobre la vocación expansionista de Estados Unidos se reafirma también con anunció de que “recuperará” el canal de Panamá.
Refirió la coyuntura en que Estados Unidos construyó el canal de Panamá, “el enorme gasto”, las pérdidas de vidas norteamericanas y “hemos sido tratados muy mal con este regalo insensato que nunca debió haberse hecho. Y la promesa de Panamá hacia nosotros se ha incumplido. El propósito de nuestro acuerdo y el espíritu de nuestro tratado han sido totalmente violados”.
“A los buques estadounidenses se les está cobrando tarifas excesivas y no se les trata de manera justa en ningún sentido. Y eso incluye a la Armada de los Estados Unidos. Y, por encima de todo, China está operando el Canal de Panamá, y nosotros no se lo entregamos a China, se lo entregamos a Panamá. Y lo vamos a recuperar”.
Antes de su juramentación, Trump planteó nueva vez la compra de Groenlandia a Dinamarca, cosa que en la vocación expansionista de Estados Unidos no es nueva. Ya lo había intentado en 1945, después de la segunda guerra mundial. Groenlandia, vecina de Canadá, nación que, según el nuevo presidente, debía ser el estado 51 de la Unión.
En efecto, el presidente Trump replanteó la vocación norteamericana en la búsqueda de nuevos horizontes:
“La ambición es la sangre vital de una gran nación. Y en este momento, nuestra nación es más ambiciosa que cualquier otra. Ninguna otra nación es como la nuestra. Los estadounidenses somos exploradores, constructores, innovadores, empresarios y pioneros. El espíritu de la frontera está grabado en nuestros corazones. El llamado de la próxima gran aventura resuena desde lo más profundo de nuestras almas”.
Política exterior
No solo porque haya designado a Marco Rubio como jefe de la política exterior, la administración Trump se caracterizará por el conservadurismo, o los motivos profundos de su líder, lo que sin embargo no augura que mantenga una línea de confrontación con gobernantes de otros países de tendencias diferentes.
Podría observarse las invitaciones a la juramentación de un grupo de presidentes latinoamericanos conservadores (Javier Milei (Argentina), Daniel Noboa (Ecuador), Nayib Bukele (El Salvador) y Santiago Peña (Paraguay). Pero al mismo tiempo, invitó al presidente de China Xi Jin Ping. Igual, ha expresado sistemáticamente su voluntad de comunicarse con el presidente de Rusia, Putin.
Previo a su juramentación autorizó, el 19 de este mes, a TikTok a restaurar su servicio en Estados Unidos.
“Agradecemos al presidente Trump por brindar la claridad y la seguridad necesarias a nuestros proveedores de servicios de que no enfrentarán sanciones al brindar TikTok a más de 70 millones de estadounidenses". Pero la administración Biden había suspendido esa plataforma china.
En el orden interno, igual Trump emitió una orden ejecutiva para “detener” de inmediato toda censura gubernamental y “devolver” la libertad de expresión a Estados Unidos, tras denunciar que durante años se adoptaron medidas “federales ilegales e inconstitucionales para restringir la libre expresión”.
Todo esto sugiere que el trumpismo probablemente gobierne con un sentido práctico y conveniente, sin renunciar a lo que considera los valores esenciales del conservadurismo.