Antonio Isa Conde
Un día como, hoy hace 15 años, nació Eduardo Antonio, el más joven de mis nietos. Javier, el menor de la vieja camada, casi le duplica la edad.
Su madre, Marcia Patricia, lo buscó infructuosamente durante años hasta que un día, sin esperarlo, salió embarazada.
Por razones del destino a mí me ha tocado jugar el papel de padre a mi avanzada edad, con hijos sesentones, 5 nietos mayores, dos bisnietos y otro en camino.
He tenido que aprender a ser padre en un mundo que ha cambiado tanto y en circunstancias muy distintas de las que me tocó vivir en mi juventud.
He aprendido bastante, el propio Eduardo me ha enseñado mucho. Todo parece indicar que estoy haciendo bastante bien mi papel de padre y, por demás, he ganado un amigo en el que me apoyo cada vez que lo necesito y lo hace con gusto.
Su progreso es evidente, mi afán es que conozca su gran potencial y lo aproveche, que no se subestime ni sea prepotente, que persevere en lograr sus objetivos, que su responsabilidad hoy es concentrarse en construir su propio futuro y en ese empeño podrá contar siempre conmigo.
Gracias Eduardo por tu cariño y por haberme enseñado que es posible desaprender, aún a mi edad, para aprender lo nuevo, lo cambiante.
Tengo una gran confianza en ti, querido quinceañero.