Por Bernardo Hirán Sánchez Melo, Ph.D.
Recientemente, las Cámaras Legislativas aprobaron el Presupuesto General del Estado 2025. A lo que algunos economistas le atribuyen una estructura recurrente similar a la de años anteriores. Por lo que
consideran que faltó un esfuerzo fiscal. ¡Lo que pudiera ser posible, pero no del todo es así!
Veamos:
Lo primero es que el Presupuesto del Estado se formula en base a un porcentaje del valor total de la producción de bienes y servicios generados por todos los entes económicos del país, correspondiente a
un periodo fiscal, es decir, en base al PIB nominal valorado a precios corrientes. De forma que, esta variable macroeconómica viene a constituir un factor exógeno al monto presupuestado.
Mientras, la estructura relativa a los ingresos presupuestados, tanto corrientes como de capital, y las fuentes de financiamiento se establecen en base a la política fiscal, el sistema tributario vigente, la Ley Orgánica de Presupuesto (ley 423-06) y leyes específicas. Por la parte del gasto se establece en función de los requerimientos institucionales del Gobierno Central, entidades descentralizadas y autónomas y de la seguridad social, para la operatividad y cumplimiento de las funciones propias del Estado, así como el cumplimiento de los compromisos financieros, entiéndase pago de capital y servicios de la deuda -los
intereses-.
En ese orden, el producto representa una restricción para el presupuesto. En tanto la asignación del gasto se constituye en ley a los fines de su ejecución. Y el componente de ingresos se convierte en
una función del PIB, al depender de lo que el país como tal pueda producir en el periodo fiscal 2025.
Es pues que, a partir de las proyecciones del crecimiento de la economía, se presentan cuatro escenarios: el primero, el asumido por las autoridades fiscales del Gobierno Central, es decir, un crecimiento real en torno al 4.8% y un crecimiento nominal de 8.9%; el segundo escenario, consecuente con la tasa de crecimiento sostenido por la CEPAL, en torno a un 4.5% real y 8.5% nominal; el tercer escenario, una tasa de crecimiento en torno al crecimiento potencial de 5.1% (+/-0.1%), y una tasa nominal del 9.1%; y un cuarto escenario, el crecimiento establecido como meta presidencial de un 6.0% real y un 10.0% nominal.
Visto lo anterior, el Presupuesto del Estado se ha formulado para este 2025 conforme a un escenario macroeconómico prudente, ajustado a la probabilidad de la prolongación de los conflictos y crisis en el
ámbito internacional que pueden afectar aún más la economía local.
Esto debido a que los eventos internacionales de carácter bélico y comercial, consistentes en las guerras en Europa y Asia, los conflictos comerciales entre China y Estados Unidos, el nuevo Gobierno de los Estados Unidos, las prolongadas guerras de Medio Oriente, la crisis energética de países latinoamericanos, y la continua desestabilización política, social y económica de Haití, inciden directa e indirectamente en la economía dominicana.
Conforme a este escenario, el Presupuesto para este 2025 asume como tasa de crecimiento nominal 8.9%, respecto al 2024, considerándose una tasa de inflación de 4.1% (establecida en torno a la tasa meta +/-4%).
De modo que, el monto total ascendería a 8,108,313. 8 millones de pesos corrientes, y en términos reales a 3,255,120.3 millones de pesos a precios constantes del 2007. En términos nominales se alcanzará un
incremento de unos 660,852.8 millones de pesos corrientes del PIB, y 149,089.5 millones de pesos, respecto al 2024.
Así, los ingresos se han proyectado a partir de una tasa de crecimiento real de 4.8%, es decir, en un rango intermedio de +/-0.3%, respecto al crecimiento proyectado por la CEPAL de un 4.5%, la proyección del Banco Mundial de un 5.1%, y el crecimiento potencial de la economía dominicana de un 5.2%.
A partir de este crecimiento en torno al 8.9% nominal, en la formulación presupuestaria se estima ingresos corrientes en el orden de 1,329,763.5 millones de pesos (el 16.4% del PIB), en tanto los
ingresos por impuestos ascenderían a 1,164,044.4 millones de pesos (14.35% del PIB), por lo que efectivamente se proyecta un presión fiscal de 14.35%, similar al promedio de los últimos periodos
fiscales.
Si bien es cierto que se mantienen las proporciones porcentuales en su estructura, en término absoluto el Estado debe incrementar los ingresos en 108,379.9 millones de pesos, es decir, un 1.5%, adicionales
a los ingresos corrientes del 2024. Y hacer un esfuerzo recaudatorio por concepto de impuestos por un monto de 94,873.2 millones pesos, es decir, un 1.3% adicionales, a las recaudaciones del 2024. Esto con la misma estructura y sistema tributario vigente.
De resultar el crecimiento pronosticado por la CEPAL de un 4.5% real (8.5% nominal), manteniendo la misma estructura fiscal, los ingresos corrientes ascenderían a 1,325,201.2 millones de pesos, y por concepto de impuestos ascenderían a 1,160,050.7 millones de pesos.
Lo que significa que respecto a los ingresos corrientes, el Gobierno recibiría 4,562.3 millones de pesos menos; en tanto por concepto de impuestos recibiría 3,993.7 millones de pesos menos a lo presupuestado. Por lo que el Gobierno tendría dos alternativas: una disminuir los gastos para mantener el déficit primario en lo establecido por la ley de Responsabilidad Fiscal; y la otra alternativa, financiar el incremento del déficit fiscal.
De forma que, si se cumple lo pronosticado por la CEPAL de un crecimiento en torno a un 4.5%, con la misma presión fiscal de un 14.35%, el Gobierno recibiría menos ingresos por concepto de impuestos,
lo que implicaría realizar ajustes en el gasto presupuestado a los fines de mantener el déficit fiscal en torno al 3.0%.
De lograrse un crecimiento de un 5.1% (en torno al PIB potencial) y mejorar la eficiencia recaudatoria, el Gobierno dominicano estaría recibiendo 1,333,750.9 millones de pesos de ingresos corrientes y
1,167,534.9 millones de pesos por concepto de impuestos; lo que significaría que el Gobierno estaría recibiendo 3,987.4 millones de pesos de diferencia por ingresos corrientes, y 3,490.5 millones de
pesos por diferencia de ingresos de impuestos, respecto a lo presupuestado.
En lo que respecta al gasto corriente presupuestado del Gobierno Central se mantiene en torno a niveles prudenciales, e inclusive moderados, respecto al promedio de diez años. Así, mientras el promedio
(2015-2024) del gasto corriente respecto PIB es de 14.96%, se establece en el Presupuesto del 2025 en un 14.19%, es decir, una reducción de 0.8% respecto al promedio.
En tanto, las remuneraciones (pago de sueldos y salarios) se establecen en 4.42% del PIB, siendo el promedio de los diez años de referencia de 4.48%. Se destacan los intereses que representan el 3.7%, siendo el promedio de periodo de referencia igual a 2.82% y se espera el 2024 concluya con pagos de interés en el orden del 3.10% del PIB, lo que llama la atención en lo relativo al peso creciente que está teniendo el pago de servicios de la deuda en el presupuesto del Estado.
Por último, se asigna un gasto de capital para este 2025 de 2.3% respecto al PIB, inferior al 2.6% promedio del periodo de referencia y ligeramente inferior al 2.4%, que se espera concluya el 2024.
Porcentaje que debe incrementarse en no menos de un 3.5% del PIB en formulaciones posteriores, debido al efecto multiplicador que tiene la inversión pública en la economía, además de que es la inversión destinada a incrementar la dotación de infraestructuras necesarias para el desarrollo y bienestar del pueblo dominicano, que es a fin de cuentas a lo que debe estar orientando el Presupuesto del Estado.
El autor es economista.