Por Yancen Pujols
Luce que será una de esas carreras que de estar con vida nadie la narraría mejor que la leyenda Simón Alfonso Pemberton.
Hay tres caballeros y un camino para el premio al Dirigente del Año del torneo otoño-invernal de béisbol dominicano. Suena a novela adaptada a la televisión, ¿verdad?
Dos de ellos son más que hermanos al mando de equipos en pelea: Yadier Molina y Albert Pujols, compañeros de batalla con los Cardenales de San Luis cuando estaban activos y el otro aspirante es Fernando Tatis padre, el timonel de las Estrellas Orientales.
Al momento de escribir estas líneas, Pujols está en el primer lugar con su Escogido (20-14); Tatis en segundo, con su tropa verde (20-15); y Molina en cuarto, con las Águilas Cibaeñas (17-16).
Pujols y Tatis son, actualmente, los principales candidatos por las fojas de sus respectivas escuadras y es muy posible que el mérito se lo lleve el ganador de la serie regular.
Pujols
Pujols tiene al Escogido en su mejor momento en años, con un pie en la semifinal, después de quedar eliminado en la pasada contienda. Desde temprano se le entregó un conjunto con mucho nivel. Tiene su mérito por establecer un nuevo orden y sacarle todo el provecho posible al talento que se le ha puesto a disposición.
Tatis padre
Tatis padre, dominicano como Alberto, ha hecho maravillas con un grupo de peloteros que dan el máximo en cada jornada.
Los orientales quizás no tengan tantas estrellas o peloteros de impacto mediático como otras novenas, pero han sido un hueso duro de roer en su casa (12-5) y no van con miedo en la ruta.
El tema de Tatis llega en la final, etapa en la que presenta tres clasificaciones seguidas sin poder levantar el trofeo de campeón.
Para muchos, las Estrellas atravesarían el “Niágara en Bicicleta”. Tatis y su grupo, que no baraja pleito, y prueba de ello son los distintos conatos y líos que registran en lo que va de competencia, han probado lo contrario.
Molina
Molina, al igual que Alberto, un alumno del gran Tony La Russa, capataz Salón de la Fama que los dirigió en San Luis, es un caso interesante.
Encontró a las Águilas con marca de 2-7, sumergidas en el abismo y con sus fanáticos casi en protesta en el Monumento de Santiago por lo que pintaba ser otro año desastroso.
Entró en lugar de Manny García y con el paso de los días fue cambiando un panorama que pintaba feo y lo ha puesto más que lindo.
Su palmarés al mando de la escuadra es de 15-9, tiene a las Águilas en modo aguerridas y envalentonadas nueva vez. Sus parroquianos han recobrado vida, han vuelto a ser protagonistas de la famosa “cuerda invernal”, especialmente contra sus archirrivales del Licey, conjunto contra el que llevan cinco triunfos en línea.
Para que se entienda: Molina, al día de hoy, no ha perdido de los Tigres. Nada le da más satisfacción a un aguilucho que derrotar a los azules.
El primer deber de todo seguidor amarillo es que el Licey pierda y viceversa.
El boricua Molina podría colarse hasta convencer al jurado que merece el lauro. Para ello tendría que quedar en segundo lugar, al menos es nuestro pensar. Le queda espacio en el calendario.
Sin dudas que pesaría bastante asumir la guía de un equipo sin señal en el sótano y elevarlo al punto de terminar dentro de los dos mejores récords.
Sigan en sintonía con esta disputa. Ahora es que se pone bueno.
