Por Nelson Cuevas Medina
Según el Diccionario de la Real Academia Española, una consulta es "examinar, tratar un asunto con una o varias personas. Preguntar, asesorarse, informarse, inquirir". Con este concepto en mente, la Cámara de Diputados convocó a Vistas Públicas para analizar el controvertido Proyecto de Ley de Reforma Fiscal propuesto por el gobierno.
Sin embargo, lo que parecía ser un simple trámite para cumplir con el protocolo resultó en un revés inesperado para los legisladores: "les salió el tiro por la culata". Las expectativas de aprobar la reforma sin cambios significativos fueron frustradas por la enérgica reacción de la ciudadanía allí representa. Los legisladores, de mayoría del PRM, actuaron a la altura de sus responsabilidades al convocar a Vistas Públicas.
Durante las Vistas Públicas, la ciudadanía y diversos sectores sociales demostraron que su participación no sería un mero formalismo. La reacción enérgica y contundente de los asistentes, que calificaron la reforma de regresiva y perjudicial para los sectores más vulnerables, cuestionó la viabilidad del proyecto.
No se trató solo de críticas, sino de argumentos sólidos que exigían una revisión profunda de una propuesta que, en su forma actual, amenazaba con agravar las condiciones económicas de la clase media y los más pobres, sin abordar con suficiente firmeza la evasión fiscal de las grandes corporaciones.
Ante este escenario, el gobierno decidió retirar el proyecto, un movimiento que podría interpretarse como un reconocimiento implícito del poder de la voz ciudadana y la presión social.
Para el Congreso, señalado en repetidas ocasiones como un "sello gomígrafo" del Poder Ejecutivo, esta situación plantea una oportunidad para reivindicar su papel como verdadero contrapeso democrático y no solo un receptor pasivo de las políticas del gobierno.
El presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, había reconocido la necesidad de tomar en cuenta las propuestas surgidas y pidió a los legisladores "centrarse en mejorar la pieza legislativa". A ello están compelidos los legisladores si se llegara a retomar el tema.
Sin embargo, queda la lección de que la participación pública activa no solo es un ejercicio democrático, sino una herramienta efectiva para moldear las políticas públicas en la dirección de los intereses del pueblo.
Las Vistas Públicas no fueron un trámite vacío, sino un ejemplo tangible del poder de la consulta ciudadana, cual si fuera un ejercicio solo comparable con las manifestaciones de la Plaza de la Bandera.
El mensaje fue claro: cuando la ciudadanía se organiza, empodera y se expresa con fuerza, incluso los proyectos gubernamentales más ambiciosos pueden verse obligados a retroceder. El Congreso y el gobierno deben aprender de esta experiencia para mejorar la calidad del diálogo democrático en el país.
No queda otra opción que procurar el consenso en un tema tan delicado, que, si bien forma parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END), requiere un diálogo abierto y sincero entre todos los sectores. Es necesario reconocer la disposición del presidente para escuchar y dialogar en este caso, lo cual merece también un justo reconocimiento.
