Rafael Céspedes Morillo
Además de que el Presidente Leonel no quiera recibirlo, ¿hay alguno otro problema?, porque eso no me parece tan grave, fue mi intervención. Recibí como respuesta que a las Embajadas de Estados Unidos y la de Venezuela, les parecía incorrecto que ese señor fuera recibido por el presidente, toda vez que era un enemigo jurado de ambos gobiernos y él apenas era un candidato, que, por demás, tenía muy pocas, o ninguna posibilidad de ganar la presidencia de Venezuela, posición a la que aspiraba.
El descartar a Chávez como posible ganador no era el pensamiento exclusivo de esas dos embajadas, también lo era de un cercano colaborador del presidente Fernández, el señor Carlos Dore Cabral, quien le había enviado una nota escrita al presidente recomendándole no recibirlo por las consecuencias que eso podía traerle al gobierno dominicano con los otros dos gobiernos, basado en la posición política del comandante y en la segura derrota de este en el diciembre próximo.
Pero ocurre que desde el punto de vista de las relaciones políticas con los que habían invitado a Chávez, eso hubiese sido un fracaso, si bien es cierto que Chávez no fue invitado por el gobierno dominicano.
Lo habían invitado los líderes de la APD, partido que entonces era parte del gobierno de Leonel. Me refiero específicamente al doctor Onofre Rojas y al doctor Max Puig, quienes para entonces construían una relación en Latinoamérica con varios partidos de su línea política, y para quienes era importante sumar a Chávez entre sus nuevos relacionados, pues este surgía como un ‘’atípico’’ candidato de centro izquierda, a pesar de venir de los cuarteles militares.
Pregunté por la agenda que tenía preparada para el visitante, al responderme y mostrarme su plan o agenda, este se limitaba a varias reuniones y una conferencia sobre constituyente.
Ellos descansaban mucho en que el presidente Fernández cambiaría de opinión y lo recibiría. Era como la graduación para ellos, pero la esperanza era pequeña, sobre todo, a partir de ellos leer una copia que de algún modo consiguieron, a la que también tuve acceso, me refiero a las recomendación de Dore Cabral.
De todos modos, les pedí tres días, aunque solo faltaban seis días para la programada llegada del comandante Hugo Chávez.
Nos despedimos y ese mismo día comencé a trabajar, analizando las cosas que pudieran hacerse para lograr que pasara lo que querían mis contratantes, que era básicamente tres: 1. Que el visitante se sintiera bien, para crear unas buenas relaciones a partir de allí; 2. Que Leonel lo recibiera;
- Que dejara una impronta de buena imagen y fuera positiva a su proyecto.
Visto eso, modificamos la agenda de varias maneras y en varias áreas. Sugerimos que la agenda fuera como sigue, y así se hizo:
- Recibimiento en el aeropuerto Las Américas por una comisión mixta donde solo tuviera uno de ellos dos, el entonces administrador del aeropuerto, José G. Sued; el rector de la UASD y una cuarta persona, que confieso no he podido recordar.
- Desde el aeropuerto traslado directo al CONEP a una reunión programa con la dirección ejecutiva de entonces. De allí salieron varias notas de prensa, entre ellas lo que opinaban los directivos de esa institución, opiniones que procuramos de inmediato, y así mismo las hicimos llegar a los medios y al Palacio presidencial.
- Desde el CONEP traslado inmediato al Listín Diario, con resultado positivo en las declaraciones y difusiones de lo dicho por el invitado.
- Entrevista privada y exclusiva con el Dr. Julio Hazim esa misma noche en el Hotel donde se hospedaba la comisión que acompañó a Chávez. La comitiva la formaban: Marisabel Rodríguez, esposa; Julio Castillo, secretario privado; Pablo Medina, representante del PPT y Leopoldo Puchi, presidente del MAS
- La recepción que se había programado en una institución del Estado la cambiamos a una casa privada y allí se hizo la recepción de bienvenida con invitados muy limitados. Esa recepción fue en mi casa.
Y ocurrió la noche antes de su regreso, la misma noche que Leonel lo recibió en Palacio Nacional.