jueves, septiembre 19, 2024

Karl Towns siembra en el corazón dominicano

Por Yancen Pujols

Jackeline Cruz de Towns, una de las víctimas del COVID-19, siempre aspiró a que su hijo fuese un digno representante de la República Dominicana.

Uno de los sueños de la extinta oriunda de Nibaje, Santiago, era que su vástago, desde que alcanzó el nivel de promesa en baloncesto, pusiese en alto a su país dentro y fuera de la cancha.

Karl-Anthony Towns Cruz va con notas excelentes.

El estelar jugador de los Timberwolves de Minnesota no pierde tiempo para proclamar su afecto y respeto por la tierra de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón.

La muerte de su madre sigue siendo una estaca en su corazón. Ha sacado fuerzas de cualquier fuente disponible para continuar, pero su rostro es surcado por lágrimas cuando hace acto de presencia un recuerdo de la persona con más influencia en su vida.
Es entendible. 

El padre de Towns, Karl Sr., era la mano dura, su entrenador en categorías menores. Jackeline, enfermera, fue la almohada que endulzó los ratos con sabor a retama que emanaban de los castigos o reproches.
Karl-Anthony, nacido en New Jersey, 28 años y siete pies de estatura, se puso la franela de la selección nacional de básquetbol, primero en juvenil (2011) y luego, en la de mayores, con apenas 16 años, en 2012, cuando República Dominicana ganó el primer lugar en Puerto Rico.

Para ese entonces era un proyecto a largo plazo y en el equipo de la Universidad de Kentucky de John Calipari, que también lo dirigió con el combinado tricolor, se erigió en el jugador que luego fue la primera selección del sorteo de la NBA en 2015, el primer latino en los registros del juego que logra esa distinción. 

Ya para 2016-2017, era el Novato del Año.
Durante un largo tiempo, verlo con el uniforme dominicano no pasaba de un sueño. Independientemente de lo complicada que es la agenda en el mejor baloncesto del mundo, Karl dejaba saber su cariño hacia el país.

En 2023, agosto y septiembre, se hizo realidad el anhelo de muchos: Karl fue la gran figura de una escuadra que en territorio asiático pasó a la segunda ronda, pero terminó en el puesto 14 en el campeonato mundial.

Desde entonces, Towns Cruz ha ido conquistando corazones dominicanos con mensajes que llenan un vacío presente en el fanático quisqueyano, que estaba sediento de tener a un atleta élite de otro deporte que no fuera el béisbol, referirse con orgullo sobre la patria.

No nos llamemos a engaño, el dominicano es débil con el baloncesto y el hecho de que un millonario y famoso decida representarlo es un sentimiento incomparable.

Después del Mundial, Towns-Cruz no se ha distanciado. En sus redes sociales ha colocado su bandera, tanto en fechas importantes, como para también felicitar a Marileidy Paulino tras su exhibición de dominio en los pasados Juegos Olímpicos de Francia.
Hay un detalle que no se debe soslayar. Cuando la escuadra local regresaba de la jornada en Filipinas e Indonesia el año pasado, ocurrió un hecho lamentable. Murió el fisioterapeuta Bladimir Castillo, apodado “NBA”, un caballero de pie a cabeza, querido por todos, debido a su don de gente.

El funeral de Castillo lo pagó Towns.
Hace unos días se cumplió el primer aniversario de la partida de este mundo de Castillo, y Karl, quien había estado en Santiago entre negocios y actividades caritativas, colgó la siguiente expresión al mensaje original de la Federación Dominicana de Baloncesto en la red social X:
“Te amo, NBA”, y le agregó un corazón tono rojo y una paloma blanca.

Jackeline Cruz de Towns debe estar orgullosa. Su hijo es marca país de lo bueno en el deporte y la calidad humana.

Sigue conquistando dominicanos Karl Anthony Towns-Cruz. Así lo quiso tu madre.

Yancen Pujols
Yancen Pujols
Periodista

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