domingo, noviembre 24, 2024

Puntualizaciones a la meta presidencial de crecimiento económico

Por Bernardo Hirán Sánchez Melo

El presidente Luis Abinader afirmó, el 16 de agosto, que la República Dominicana tiene las condiciones óptimas y la agenda de reformas necesaria para poder duplicar su economía en los próximos doce años. 

Este criterio que bien define una meta presidencial en lo relativo al crecimiento económico en el largo plazo, tiene fundamentos sustentables y sostenibles. Lograr un crecimiento que duplique el PIB real en poco más de una década tiene antecedentes en el país. Ahora bien, ante la actual situación internacional y dadas las condiciones internas deben plantearse dos preguntas: la primera: ¿Cómo se logrará duplicar el PIB real dominicano en doce años? Y la segunda: ¿Qué se requiere para lograr un crecimiento anual de 6.0 % que permita alcanzar la meta propuesta?

En cierto modo, el presidente Luis Abinader sustentó la tesis de duplicar la economía en doce años basado en el comportamiento de dos sectores fundamentales para el desarrollo y crecimiento del país: el sector agropecuario y el de energía. Mas es importante puntualizar algunos aspectos consustanciales al tema que bien podrían ampliar y arrojar luz al respecto.

Veamos:   

Según las últimas proyecciones de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, se estima que la República Dominicana crecerá en este año 2024 en un 5.2%, y alcanzaría un crecimiento en el orden del 4.5% para el año 2025. Por lo que, conforme a esta predicción, se estaría estableciendo como punto de partida para lograr tasas sostenidas de un 6.0%, si las condiciones son favorables, el año 2026. De modo que la agenda 2036 se estaría extendiendo al año 2037.

En efecto, a la tasa prevista de crecimiento de un 5.2% en el presente año 2024 se estaría cerrando con un PIB real de unos 3,106,030.84 millones de pesos a precio constante, y en el 2025 a una tasa de 4.5% estaría cerrando con cifras ascendentes a 3,245,802.23 millones de pesos a precio constante. De modo que, si se logra un crecimiento sostenido de un 6.0% anual a partir del 2026, en el año 2036 se estaría cerrando el año con cifras ascendentes a 6,161,501.69 millones de pesos a precio constante, cifra que con exactitud y en términos relativos significaría un crecimiento de un 98.0% respecto al año 2024. Es decir, un crecimiento cercano a la meta aludida por el Presidente.

En un supuesto de tomarse como punto de partida el 2025, a una tasa de un 6.0% la economía se estaría duplicando efectivamente, en el año 2036, al alcanzar la cifra de 6,249,944.30 millones de pesos a precio constante. Bajo el supuesto de que se logre duplicar la economía en términos real sígnica que expresada en dólares norteamericanos el PIB corriente se incrementaría de (+/-)125,802.80 millones en el 2024 a 251,605.61 millones, por lo que la tasa de cambio estaría rondando por 97.12 pesos dominicanos por cada dólar, para ese futuro no tan lejano. 

A los fines de lograr una tasa de crecimiento real de un 6.0%, es condición sine qua non, primero, lograr un crecimiento en términos nominales a precio corriente en el orden de un 10.5% anual, asumiendo que la inflación de mantenga en el rango de 4.5% anual. Y segundo, apuntalar los sectores productivos de mayor dinamicidad, pero también con mayor peso en la conformación del valor agregado. 

Tómese en cuenta que la tasa de crecimiento es un promedio de todos los sectores económicos, sin embargo, el valor nominal de los sectores de mayor aporte al PIB es determinante en el crecimiento de la economía. Tal y como lo veremos en lo adelante. 

Así, si bien el presidente Luis Abinader resalta el sector agropecuario, y motiva la necesidad de priorizar esta actividad económica como garantía de la seguridad alimentaria, y añadir (por nuestra parte) que es uno de los sectores más encadenados y de los de mayor impacto en la generación de empleos, fundamentalmente a nivel rural y de las localidades, su aporte al PIB es limitado, primero por el escaso valor añadido dada las condiciones de baja productividad, ausencia de economía de escala, producción extensiva, aplicación de bajo nivel tecnológico y características propias de la comercialización, en que se lleva a cabo la actividad agropecuaria. 

Así, en términos promedio la participación del sector agropecuario al PIB es de apenas un 6.5%, muy inferior al 31.8% del sector industrial y 61.4% del sector servicio. Valore como referencia el subsector ganaderías que apenas contribuye con un 2.1%.

Visto por contribución al crecimiento respecto a la participación en el valor añadido, el sector agropecuario queda reducido a un peso específico de 0.38, el sector industria a 1.95 y el sector servicios a 3.57, para un total de crecimiento promedio del valor añadido en un periodo de 12 años, contabilizado a partir del 2024, de 5.91.

Queda en entredicho la panacea del subsector zonas francas que, si bien contribuye a generar empleos, su aporte al valor añadido de 3.3%, es inferior al subsector manufactura local, que casi lo cuatriplica con un aporte de 11.4%. 

En cuanto a la dinamicidad de ambos subsectores: el subsector zonas francas muestra un índice de 0.14 (crecimiento respecto a participación en el valor añadido), muy inferior al subsector manufactura local que muestra 0.56.

En tanto, en el sector servicio que aporta un 61.4% del valor añadido se destaca el subsector turismo (bares, restaurantes y hoteles) con una participación de 7.4%. Siendo tanto por su crecimiento y participación en el valor añadido uno de los subsectores más dinámico de la economía, con un índice de 0.49, como parte del sector servicios que muestra el referido índice de 3.57. 

En lo que respecta al subsector minas y canteras, su participación en el valor añadido es magra, con apenas 1.3%, si bien las expectativas de explotación de nuevos yacimientos y las últimas noticias sobre los yacimientos mineros pudieran dinamizar este subsector, pudiéndose lograr una contribución al PIB, sustentado en el crecimiento, que lo coloquen cercano a la contribución de las zonas francas, al mostrar un índice de 0.13.

Cabe resaltar el significativo aporte de los subsectores salud y enseñanza al PIB, ambos totalizan 8.7%; el subsector enseñanza con 4.9% y subsector salud con 3.8%. Siendo ambos subsectores de los más dinámicos por su tasa de crecimiento promedio y la participación en el valor añadido. 

Ambos subsectores en conjunto muestran un índice de 0.73, casi igualando al subsector comercio que en términos de dinamicidad presenta un índice de 0.78. Subsector que si bien muestra una mayor contribución al PIB con 11.3%, presenta una menor tasa de crecimiento promedio que los subsectores enseñanza y salud.

En tanto los subsectores energía y agua, imprescindibles para un sustento de cualquier tasa de crecimiento y mejoría de la calidad de vida de la población, muestran en conjunto una participación en el PIB de apenas un 1.5%, con un bajo índice de 0.06. Uno de los valores más bajos, al igual que el subsector comunicaciones.

Se destaca el subsector transporte y almacenamiento, con una participación de 8.9% en la conformación del valor añadido y por su dinamicidad con tasas de crecimiento promedio en términos corrientes que superan el 15.0% promedio, y muestra un índice de 1.4.

En suma, a todo esto, la posibilidad de mantener tasas de crecimiento en el orden del 6.0%, dependerá de la disponibilidad de capital, mucho de lo cual puede aportar la inversión pública; al trabajo que requiere mejoras continuas en la cualificación para poder sustentar los sectores que requieren mayor productividad laboral; aplicación de nuevas tecnologías, para migrar a una producción de bienes y servicios más tecnificada; incremento de la productividad laboral; rediseño de procesos, tecnificación en casi todos los sectores y subsectores productivos; y producción a escala, pero de calidad, y de productos diferenciados y mayor valor añadido. 

Todo esto tomando en consideración los sectores productivos que añaden más valor al PIB, muestren mayor dinamicidad y generen mayor cantidad de empleos, y por supuesto, mejor remunerados y de calidad. Que por cierto es la otra pata de la mesa:  dado que el crecimiento anhelado requerirá de una absorción por parte de la demanda agregada, en la cual el consumo es parte primordial en el crecimiento, y dado los niveles salariales de los dominicanos aun distan mucho de una capacidad de absorción de una mayor oferta, lo que podría constituirse en una restricción al crecimiento. 

Y en lo que respecta a las exportaciones (no de zonas francas) aún estamos lejos de cifras realmente importantes que reviertan el saldo negativo de la balanza comercial en el sector externo. Pero eso es tema de otra entrega.

Bernardo Hirán Sánchez Melo, Ph.D.

El autor es economista

Bernardo Hirán Sánchez Melo
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