¿Vivir en Nueva York hoy?

Por Federico Pinales

Vivir en Nueva York se ha convertido en un lujo insostenible para los poncha tarjetas, a quienes no les alcanzan los salarios ni para comprarse una maleta.

De Nueva York los dominicanos se están mudando, porque los caseros los están explotando.

Por eso ya muchos han decidido radicarse en otros estados, donde han sido bien recibidos y bien tratados, por lo que muchos ya hasta sus casas han comprado.

En Nueva York ha aumentado tanto la inflación, que a cualquiera se le hace difícil rentar una habitación, con agua caliente, luz, aire acondicionado y calefacción, sin que te cobren un riñón.

Entre los nuevos estados escogidos por los quisqueyanos para fijar nuevas residencias figuran: Boston, Pensilvania, Florida, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Indianápolis, New Jersey y Providencia.

Algunos compatriotas me han comentado

que con lo que pagan por una habitación newyorquina en mal estado, compran una casa de tres cuartos en cualquiera de esos estados, y que con la mensualidad no van tan sacrificados.

Una joven pareja de esposos, con 10 años establecidos en Indianápolis me invitó para mostrarme lo que les había sucedido, con lo poco que habían invertido, y me dejaron plenamente convencido de lo mucho que han crecido, después de haber sufrido lo inmerecido.

Trabajando fuerte y cobrando barato, limpiando pisos, lavando platos, y recibiendo malos tratos. hasta de amigos y familiares.

Con apenas 27 años de edad, y 7 de casados, trabajando fuerte en sus propios negocios. Oliver Acevedo Luna y Karina Plascencia han procreado tres hijos, tienen una casa preciosa y dos fuentes de producción independientes, sin hacer nada que riña con las leyes y las buenas costumbres.

Ella tiene una estética y él una peluquería que les permiten pagarle 600 dólares semanales a una recién llegada centroamericana, para que les cuide sus tres hijos, un varón y dos hembras.

Es la primera invitación que acepto con todos los gastos cubiertos, para comprobar la realidad de una laboriosa comunidad. que me enorgullece de verdad, por su sacrificio, entrega y honestidad.