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viernes, enero 3, 2025

2024: un año de éxitos para el Gobierno, pero en poco tiempo perdió aprobación social

Por Osvaldo Santana
Pese a los resonantes éxitos del gobierno y su Partido Revolucionario Moderno (PRM) durante el período que termina, la Administración cierra a la baja, con un afanoso empeño por retomar la popularidad que les concedieron los resultados electorales.
Cuando todo había salido a pedir de boca, la barrida en las elecciones municipales de febrero, la victoria del presidente Luis Abinader en las presidenciales de mayo, y los anuncios rimbombantes esa misma noche esplendorosa, en los días sucesivos, quienes gobiernan empezaron a generar desencanto en la ciudadanía.
Alcanzada la estabilidad de precios en la víspera de las elecciones del 2024, cuando la economía empezó a dar señales de recuperación, lo que mejoró el posicionamiento electoral del gobierno, tras la juramentación de agosto, ese cúmulo de aprobación empezó a quedar atrás.
El detonante del desencanto fue la propuesta de reforma fiscal, junto al anuncio de un paquete de reformas institucionales y administrativas para aumentar los ingresos, bajar costos y mantener el ritmo de crecimiento.
El proyecto de reforma fiscal provocó que se desinflara el año de triunfos, y no fuera apreciaba la tendencia al crecimiento de la economía, por encima de 5% con baja inflación. Durante semanas, el presidente redujo sus apariciones públicas para atenuar el impacto negativo que había desatado la frustrada reforma fiscal.
El resto de las reformas, lideradas por la constitucional, en vez de apuntalar los buenos resultados del período, se convirtieron en piedra de choque, incluso, al interior de los propios funcionarios llamados a ejecutarlas. Y los desacuerdos en el Congreso por la disminución del número de miembros de la Cámara de Diputados, y la forma atropellante como fue ejecutada la reforma, con énfasis en la implantación de “más candados” al antirreeleccionismo, también alimentaron desencanto ciudadano.
La ola reformista, en vez de sumar, restó a la buena imagen de la gestión de Abinader. Y la reforma administrativa ha perdido impulso. La renuncia del ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Pavel Isa, obviamente estuvo asociada a la disminución de rango de su ministerio, que pasa a ser una dependencia de Hacienda.
En otra perspectiva, el reconocimiento del presidente Abinader de los presidenciables en el PRM para las elecciones de 2028, con los cuales se reunió después de las elecciones, se sumó a los ingredientes que restaron luces a un gobierno que venía con un buen desempeño durante el período.
A eso habría que sumar la política de endeudamiento, mecanismo mediante el cual se prevé completar el financiamiento del presupuesto de 2025. Al cierre del año, los medios recogen el dato de que la deuda externa e interna del sector público no financiero (SPNF) totalizó US$57,437.2 millones, un 46.1% del Producto Interno Bruto (PIB), y sumando.
Una cuestión tan simple como el tránsito urbano estimuló una sensación de agobio. Después del caos con el apagón semafórico desde el 28 al 31 de agosto y el escándalo por la contratación de la modernización del sistema de semáforos en Santo Domingo, estimuló la irritación social. Asimismo, la lentitud para materializar obras que se atribuye a la actual gestión, como la interminable circunvalación de Baní, la extensión del metro hacia Los Alcarrizos y Punta, Villa Mella, o proyectos ralentizados como el distribuidor del kilómetro 9 de la avenida Duarte, más otras obras importantes, se tornaron como caldos de insatisfacción.
Inseguridad y violencia
Pero otros elementos han contribuido también a lo que pudiera ser un progresivo deterioro de la imagen al final e inicio de un nuevo período de gobierno: la violencia e inseguridad ciudadana. Según la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR), resultados publicados el 20 de diciembre de 2024, el 66.5% de los dominicanos considera la delincuencia como el principal problema del país.
Pese a las cifras oficiales de que la tasa de homicidios disminuyó consistentemente durante el año 2024, hasta 9.5 por cada 100 mil habitantes, el alto número de ciudadanos asesinados por la policía y alrededor de 15 policías asesinados por delincuentes, sugirió un estado de violencia que las autoridades no pudieron reducir a simple “violencia social”, como ahora definen los crímenes y delitos, como problemas entre vecinos.
El año cierra con la violencia de la Policía contra civiles, que en su lenguaje tipifica como delincuentes: el domingo 29 de diciembre mató a cuatro personas más en La Romana. Según el conteo de los medios de comunicación, al término de noviembre había asesinado a 105 personas y ya al término de diciembre se contabilizaron 120.
Al cierre con brisita
Al cierre del año, la inauguración de algunas obras menores y el recurso del populismo, ayudaron al menos a cerrar el 2024 con entusiasmo oficial y contentura popular: el doble sueldo, la brisita navideña, bonos y toda clase de donativos, sirvieron como alicientes para pasar la marea alta y permitir al Presidente tomar un respiro… un paseo en el exterior cayó bien, para retomar la iniciativa para un 2025 que ya comienza.

 

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

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