Lito Santana
Cuando a mediados de este año el expresidente de la República, Danilo Medina Sánchez anunció que no se presentaría como candidato a la presidencia del PLD, mucha gente dudó de su palabra.
La información de ese momento fue transmitida a través del entonces secretario general de ese partido, Charles Mariotti, que dijo que tampoco aspiraría a seguir en su puesto.
Las dudas con relación a la salida de Medina se fundamentan en que el país está acostumbrado a escuchar afirmaciones de los políticos, que ellos mismos desmienten con su práctica.
En el caso de Medina, los recuerdos surgen por doquier.
Se habla de acuerdos internos de su partido para la alternancia entre los grupos para dirigir la Cámara de Diputados, entre sus seguidores y los de Leonel Fernández y no los cumplió.
Se trae a colación el acuerdo entre esas tendencias para la modificación de la Constitución en 2015 y restaurar la reelección para permitir dos períodos presidenciales y nunca jamás, lo cumplió, pero por muy poco tiempo.
En 2019 el presidente Medina trató de eliminar el nunca jamás, para presentarse a un tercer período en las elecciones de 2020, pero no pudo concretar ese deseo, pues a fuerza de presión nacional e internacional, fracasó en el intento.
Con "el candado" puesto recientemente a la Constitución para evitar modificaciones que permitan la reelección más allá de los límites, Medina afirma que él fue pionero en esa intención, pero olvida lo que pasó en 2019.
Recoger su promesa de que no se optaría al máximo puesto en el PLD, expresándolo con su puño y letra, no es indicativo de si le irá bien o mal a ese partido. Lo que sí revela la incoherencia de Medina, al tomar decisiones relevantes.