Lito Santana
Una vez más, el Cuerpo de Bomberos del municipio Santo Domingo Norte debió ser auxiliado, socorrido ante un incendio que debía controlar, pero no podía hacer nada “a mano pelá”.
Todo sucedió la mañana del lunes 21 de abril de este 2025 en Sabana Perdida. Los afectados reportaron el inicio del siniestro a las 5:45 de la mañana y cuando las brigadas del Cuerpo de Bomberos quisieron llegar al lugar, eran las siete de la mañana. Un verdadero desastre.
Para poder presentarse a esa hora, debieron recibir el auxilio del Cuerpo de Bomberos del distrito municipal de La Victoria, que les prestó su camión, pues sucede que en la sede de Santo Domingo Norte hay tres camiones, pero ninguno sirve para sofocar un incendio, por cerca que esté. Uno está inservible, otro le falla el sistema electrico y el mejorcito fue una donación internacinal que permanece aveiado. El fuego de ese día estaba detrás de su local, donde operaba la panificadora Missael, de la que solo queda el recuerdo.
En esta ocasión, la desgracia no pasó a mayores, pues no hubo víctimas humanas, aunque las instalaciones del negocio quedaron inservibles.
Una vez más, la impotencia se apodera de estos servidores que tratan de cumplir su misión arriesgando sus vidas.
Entre ellos abundan los comentarios sobre qué pasaría en ese municipio si ocurriera una desgracia de mayores proporciones, y mencionan los grandes centros comerciales del municipio y la operatividad del Metro de Santo Domingo, que tiene varias estaciones en este territorio.
Quizás el Ayuntamiento municipal no tiene la capacidad de dotar a sus bomberos de los equipos necesarios, aunque sean mínimos, para cumplir con su trabajo. Pero entonces, debería el Gobierno central ir en auxilio, socorrer a estos hombres y mujeres que, de manera casi honorífica, cumplen con esta delicada misión.